Del grito “¿soy o no la italiana más chingona en México?” al momento en que pidió un celular prestado para recordar la letra de “Un proyecto de vida en común”, Laura Pausini se apropió de la noche del sábado.

La lista original de canciones a interpretar en la Arena Ciudad de México tenía como título “Città del Messico” y más de 40 títulos, la mitad metidas en medleys.

“¡Esta noche lo quiero dar todo, las cosas no me gusta dejarlas a medias!”, exclamó Laura Pausini ante su público nacional, que la sigue desde hace más de 20 años.

Vestida con un traje sastre oscuro, la italiana, como reza el dicho romano, llegó a la Arena Ciudad de México, vio y venció.

Arribó cargando bajo el brazo los temas iniciales “Nadie ha dicho” y “Está allá” y media docena de músicos, más tres coristas.

 

Mi corazón está lleno de sonrisas y amor! #haztesentirworldtour en #mexico #inolvidable

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“¿Saben lo que siento esta noche?, ¡todo con el corazón!”, dijo, mientras el grito de apoyo de los asistentes se estrelló contra la cúpula del inmueble.

La lluvia respetó la cita musical, pero los revendedores apostados en las cercanías la pasaron mal. Desde la estación de metro gritaban tener boletos a menos del costo de taquilla.

Carlos compró boleto de zona media en 500 pesos, la mitad de su costo original. Y no era precisamente el abaratamiento por la falta de convocatoria musical, sino porque muchos preferían ir a las ventanillas oficiales.

Adentro a las palomitas en 75 pesos y las cervezas a 120, la diversión se concentraba en el escenario y dos pantallas gigantes laterales.

Así se vio el momento en que Laura acarició en coreografía la barbilla y pecho de uno de sus músicos para “Lado derecho de corazón” o caminaba de un lado a otro en “La soledad”.

"Éramos niños, pero mucho amor estaba entre esta italiana y los mexicanos”, gritó antes de dar pie a “Fantástico”, tema que hizo al público levantar los brazos y moverlos de derecha a izquierda repetidamente.

Para la segunda parte del recital Pausini salió con vestido largo oscuro y con él vio en las primeras filas decenas de globos blancos agitándose frenéticos con su ritmo.

También escuchó los coros a “Se fue”, “Volveré junto a tí” y “El valor de seguir adelante” y el piso sobre el que se proyectaban figuras de caleidoscopio.

Y así fue que, como había prometido desde un inicio, de no quedarse a medias, lanzó frase demoledora:

“Es increíble como ciertos cabrones, hombres y mujeres, tratan de arruinarnos la vida, ¡griten!, ¡canten!, ¡para sacar a esta gente de mierda!”, alentó.

Laura se entregó al público por dos horas.

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