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Algunas playeras del equipo beisbolero Medias Blancas y otras rojas de los basquetbolistas Toros, serían señal para un ojo avispado en la música.

Desde la entrada del metro y hasta la Arena Ciudad de México, podían verse esas prendas portadas por hombres y mujeres con el cabello cano y otros mas jóvenes en compañía de niños, sobresaliendo la palabra Chicago, ciudad donde juegan ambos equipos, en ellas.

La agrupación estadounidense, considerada hace tres décadas como la mejor en metales por la cantidad de instrumentos utilizados en el escenario, de percusión y viento, era la causa de ello.

“Aquí dos canciones de los 80”, anunció Jeff Coffey, bajista y cantante del grupo, para luego interpretar “Hard habit to break” y “You are the inspiration”.

Los teléfonos celulares en alto para tomar video poblaron la parte de la luneta de la Arena, que lució llena.

Creado en 1967, Chicago ofreció más de dos horas de show divididas por un intermedio de 15 minutos, aprovechado por muchos para comprar palomas o refresco.

Si en la primera parte los 10 integrantes del grupo enamoraron a la concurrencia con “If you leave me now” y lograron coros con “Look away”, para la segunda, “Does anybody really know what time it is” fue de las más aplaudidas.

James Pankow, el trombonista, arreglista y miembro fundador de Chicago, mostraba que la edad no impide divertirse: a sus 70 años camina de un lado a otro y se avienta un “solo” para que se den cuenta del poder en sus pulmones. Así que al ser presentado, el público lo ovaciona.

Para quien decidía salir por unos minutos de la zona de asientos, no se preocupaba, pues en los pasillos los monitores proyectaban el concierto, siendo complementadas con las notas audibles provenientes del escenario donde estaban los músicos.

“Preguntas 67 y 68”, “Call on me” y “Hard to say l’m sorry” conformaron la velada en la que Chicago suena comodesde hace cinco décadas.

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