Clare Waight Keller es la diseñadora británica detrás del vestido de seda con cuello bote y velo amplio que lució Meghan Markle para su boda con el príncipe Enrique en la Capilla de San Jorge. Las líneas sencillas del traje blanco resaltaron el rostro sonriente de Markle cuando se sentó frente al altar sosteniendo la mano de Enrique, mientras la larga cola se extendía a sus pies.

“Es valiente no tener decoraciones ni adornos. Qué gran declaración de moda. Es moderno y clásico al mismo tiempo”, dijo Phillipa Lepley, una conocida diseñadora de trajes de novia en Londres. “¡El look en general es muy años 50 y es hermoso!”

Waight Keller, la primera mujer que se desempeña como directora artística de la casa de moda francesa Givenchy, se reunió con Markle a principios de este año, dijo el Palacio de Kensington. Según el comunicado, Markle quería un vestido con una “estética elegante, confección impecable, y apariencia relajada”.

El vestido no incluyó nada de encaje ni bordado. Tenía un clásico cuello bote, mangas tres cuartos y una falda en A con una cola de unos 178 centímetros desde la cintura. Markle complementó el look con una tiara.

La decisión de Markle no era un asunto casual. Las bodas reales televisadas como ésta han tenido una influencia decisiva en lo que las novias de todo el mundo quieren usar y son seguidas muy de cerca por toda la industria de la moda.

El vestido de novia de la princesa Diana en 1981, con sus detalles románticos y dramática cola, definió el estilo nupcial de los 80. Más recientemente, cuando Kate Middleton se casó con el príncipe Guillermo en el 2011, su vestido de encaje y manga larga desató de inmediato una moda de trajes más modestos y tradicionales.

El nombre de la diseñadora del vestido de Markle fue uno de los secretos mejor guardados de la boda, y provocó meses de especulaciones.

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