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Un edificio real en construcción, usado entre las 18:00 horas y las 06:00 horas y tres personajes, fueron suficientes para la película El vigilante, ganadora en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2016, la ópera prima de Diego Ros y que estrena en salas.

Leonardo Alonso (Sincronía) interpreta a un elemento de seguridad quien, a punto de completar su turno, se ve en medio de una serie de sucesos que le impiden salir del lugar y acudir a una cita.

Su compañero es encarnado por Ari Gallegos (La dictadura perfecta) y Lilia Mendoza (Hasta que te conocí) da vida a una chica que llega de visita a la construcción.

“Es una película sobre no poder salir de algo”, comenta Ros.

“Para mí el vigilante es un personaje acomplejado, imagen que tengo de México”, señala el cineasta.

Un edificio en Huixquilucan, Estado de México, es el marco para la historia que transcurre entre la tarde y madrugada de un día.

Cuando se rodó llovió mucho y aunque pareciera un obstáculo, ayudó a la hechura, tanto para la fotografía como a los actores.

“Había momentos en que si uno hablaba, salía vaho, daba un ambiente raro, ensombrecido y ayudaba; hay una escena en donde se ve algo inundado y la gente pensaría es una alberca acondicionada, pero no, ese día realmente se inundó”, comenta divertido Leonardo.

La historia nació en la mente de Ros hace casi un sexenio, primero llevando al personaje central como alguien que veía cosas raras y no sabía si callar o no.

Pero cuando encontró al edificio, todo creció. Si originalmente había locaciones en exteriores, la construcción pidió reducir todo a ella.

Aunque ocasionalmente hiciera sufrir al elenco y crew, no precisamente por las varillas salidas.

“Para ir al baño uno tenía que recorrer un gran trecho y estaba oscuro, un compañero dijo que iba solo, sin luz y no había dado ni 20 pasos cuando todos oímos como cayó a un hoyo, no le pasó nada, pero fue lección para todos”, destaca Gallegos.

Lilia recuerda: “Prefería llevarme todo antes de ir al baño, con lo que sí sufrí fue por el clima, con el vestuarito delgadito que tenía, debía aparentar que no pasaba nada”.

El vigilante se sitúa durante los festejos del Día de la Independencia y por azar, hubo algún festejo cercano a la locación, lanzando juegos pirotécnicos, que también se aprovecharon para una escena.

“Ya luego los hicimos bien, de acuerdo a como los queríamos, pero sirvieron”, abunda Ros.

El filme fue producido por Jack y Yossy Zagha (Almacenados y En el último trago) con apoyo del Foprocine, fondo encargados de apoyar cintas de autor.

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