Infancia es destino. Y a Guillermo del Toro , cuando era pequeño, su abuela le decía que debía pagar todos sus pecados, so pena de arder en las llamas del infierno.

Así que le ponía partes de botella en el interior de sus zapatos, para sangrar y así irse purificando.

“¡Y de verdad jamás había pecado!”, ha contado.

Eso, más su primera visión de monstruos que no le permitían ir al baño, marcó la vida de este tapatío.

“En los monstruos he visto formas que me inspiraba la religión, pero sinceramente prefiero la imagen de Frankenstein que la de Jesucristo con la nariz rota”, dice.

Su ópera prima "Cronos", sobre un vampiro, le llegó tras varios cortometrajes en su natal Guadalajara y tras incursionar en la serie Hora marcada, donde también estuvieron Alfonso Cuarón y Emmanuel “El Chivo” Lubezki, ganadores del Oscar.

Le fue tan mal económicamente que cuando recibió una llamada de EU para hacer un filme (Mimic) le bastó saber que con su paga podía saldar la deuda que mantenía con su padre.

"El espinazo del diablo" y "Hellboy" arribaron años después, pero fue con "El laberinto del fauno" que probó varios premios y su primera nominación a la estatuilla hollywoodense en 2007.

La secuela del diablo rojo y "Titanes del Pacífico", a la que califica como su película más dominguera, lo cual le encanta, conformaron su filmografía.

"La forma del agua" es su más reciente filme. Y habla del amor entre una chica humana y una criatura a la cual conoce en un laboratorio.

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