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Como era costumbre en su trabajo como mesero, Alejandro Edda recogió la tarjeta de su cliente, realizó el cobro correspondiente y se fijó en el nombre del propietario para agradecer su visita.

El plástico rezaba el nombre de “Guillermo Navarro” y en seguida pensó que, como todo es posible en Hollywood, ese hombre podría ser el director de fotografía famoso por su trabajo en El laberinto del fauno y otras películas.

—¿Es usted don Guillermo Navarro? le preguntó al llegar a su mesa y la respuesta fue que sí, sí era él.

Alejandro le dijo entonces que era admirador de su trabajo, que también era mexicano, actor y que era un gran honor atenderlo.

Para poder costear su estancia en Estados Unidos y asistir a todos los castings posibles, Alejandro trabajó un buen rato en ese restaurante. Quién diría que cuatro años después trabajaría con Navarro en Cocaine Godmother (La madrina de la cocaína), filme dirigido por Guillermo Navarro y protagonizado por Catherine Zeta Jones, Raúl Méndez, Matteo Stefan, que se estrenó el pasado 20 de enero en el canal Lifetime de Estados Unidos.

Alejandro encarna a Jorge Ayala, personaje clave en la vida de Griselda Blanco, mujer sanguinaria que traficaba cocaína en el cuerpo de las personas en EU, en las llamadas mulas.

Aunque en vida real lo llamaban Rivi, en la película el personaje se llama Rudy. “Él no creció como Griselda, en esa vida de crimen, violencia y sangre. Tenía una vida común y corriente de clase media baja en Nueva Jersey pero tenía este gusto por la calle, por robar coches, hacer malandrinadas y eso le llevó a hacer fama de ser buen pistolero y muy inteligente para los negocios medios turbios.

Griselda va a Nueva Jersey y necesita seguridad, pues varios de sus guarros los traicionan; le presentan a Rudy, que se vuelve su mano derecha y guardaespaldas, su confidente. La historia narra que, de todos sus esposos, el real era Rudy”.

El actor compartió que este personaje, aún vivo y en prisión estuvo enamorado de La Viuda Negra (como la apodaban por haber matado supuestamente a sus esposos) y la cuidó a ella, a sus hijos y su negocio. Incluso en prisión la salvó de ser condenada muchos años.

Como todo personaje basado en alguien de la vida real, Alejandro quiso ponerse en contacto con Jorge pero la producción le recomendó que no lo hiciera, así que dio rienda suelta a la imaginación y, apoyado por noticias, documentales, videos y libros, construyó a este hombre al que, dice, muestra muy humano a comparación de Griselda. “Quería hacerlo más como la voz de la conciencia, alguien que antes de matar ve si se puede evitar, alguien con un código ético”.

Jorge también actuó en la película de Barry Seal American made protagonizada por Tom Cruise y en donde dio vida a Jorge Ochoa, otro personaje basado en la vida real y al que curiosamente vio de lejos en Colombia cuando estaba trabajando en la película. Por recomendación de la producción tampoco tuvo acercamiento al personaje.

Con una voz tranquila en el teléfono platica que afortunadamente hoy vive de su trabajo como actor junto a su esposa e hijos en Los Ángeles, y recalca que la vida del actor es muy parecida a La la land, llena de negativas y decepciones, pero también de oportunidades que hay que buscar, y casualidades.

Hace un año, por ejemplo, se preparó para un casting que deseaba tener y a la hora de hacerlo olvidó todo. Paralizado, salió del lugar, se subió a su coche y, tras cerrar la puerta, tuvo que volver a abrirla para vomitar y luego ponerse a llorar. Era toda la presión, la esperanza y el deseo de quedarse con el papel escapándose de sus manos.

Meses después lo llamaron para protagonizar ese mismo proyecto y es en lo que trabaja actualmente en México pero que prefiere reservar para dentro de unos meses.

En cuanto a Guillermo Navarro, platica que cuando lo vio por segunda vez ya en el proyecto de la película el director le gritó sonriente: “¡Ahora sí cabrón, hasta que se nos hizo!”

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