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Tras terminar Ana y Bruno, cinta animada que le costó siete años de su vida, Carlos Carrera prepara Los ladrones de almas, teniendo como protagonistas a dos hermanitos luchando por ellas.

“Se las quieren cobrar (el alma)”, indica el director.

“Estoy tratando de encontrar la manera más fácil y donde sea más inmediato el resultado final, la combinación de técnicas tradicionales con el 3D para la película”, destaca.

El director de El crimen del padre Amaro presentó en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia, Ana y Bruno, filme animado sobre una niña que conoce a un marcianito en un psiquiátrico.

Cuenta con las voces de Silverio Palacios, Damián Alcázar y Regina Orozco; espera su estreno comercial en 2018. En ella se ven, entre otras, cosas una elefante que habla y relojes animados.

“Tardó cuatro años y medio, pero repartidos en siete años, se terminó hace un rato y estamos esperando la mejor manera de sacarla. Era la primera vez que utilizaba esta herramienta del 3D”, expresa.

Carrera ganó en 1994 la Palma de Oro en Cannes por su cortometraje El héroe, hecho en animación, narrando el intento de suicidio en una estación del metro capitalino.

Ahora mismo se encuentra en cines su más reciente trabajo, La habitación, donde cuenta una de las historias ocurridas en un departamento durante 100 años.

Ana y Bruno es su regreso al género que más le gusta al egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) que en 1991 debutó con La mujer de Benjamín.

La semana pasada estrenó en televisión abierta la serie Dogma, en donde dos investigadores (Daniel Martínez e Iliana Fox) tratan de desentrañar misterios religiosos.

“Es como un thriller de suspenso sobrenatura”.

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