Hace unos días, la senadora independiente Martha Tagle presentó una iniciativa de ley para prohibir la entrada de menores de edad a las corridas de toros con el objetivo de proteger a los niños ante espectáculos donde se utilizan animales de forma violenta.

Tagle explicó que la iniciativa también busca prohibirles participar activamente en la tauromaquia, debido a que el grado de violencia en la tauromaquia “produce en los menores daño emocional y/o psicológico severo”.

La senadora asegura que el grado de violencia en los espectáculos taurinos produce daño emocional o psicológico en los menores, pero no aporta pruebas contundentes, resultados de estudios, análisis profundos ni estadísticas para respaldar su afirmación. Y no tendría cómo conseguirlos porque no existe absolutamente ninguna conexión entre la afición a los toros y la conducta violenta. No hay tales daños porque reciben la orientación adecuada de los padres que los llevan a los cosos y porque el toreo no consiste en maltratar, ni mucho menos torturar animales por diversión.

Lo peor que puede pasar es que los políticos nos digan cómo educar a nuestros hijos y a dónde podemos llevarlos y a dónde no. Los padres son los únicos responsables de la educación y la formación de sus vástagos. Para colmo, este ánimo liberticida obedece más a una conveniencia política que a un convencimiento pleno de que se debe acabar con las corridas.

El toreo, lejos de ser una actividad cruel o sádica, es una escuela de valores, un espectáculo en el que, por contradictorio que pudiera parecer, se respeta profundamente al toro, que tiene la posibilidad de salvar la vida en caso de ser extremadamente bravo en la plaza, como ‘Hocicudo’ de la ganadería de Los Encinos, el domingo pasado en Guadalajara.

Los niños de hoy son los aficionados, ganaderos y toreros del mañana. Y tienen grandes posibilidades de convertirse en adultos preparados, inteligentes, tolerantes y cultos, que esas son algunas de las características más representativas del prototipo del adepto a los toros.

Para muestra, la multitudinaria y pacífica manifestación pro taurina del domingo pasado en Valencia. Más de 40 mil personas marcharon en paz y en orden para pedir respeto a quienes son aficionados a la Fiesta y exigir libertad para que se siga practicando el toreo.

¿Una manifestación de esa índole es factible en México? El destacado y proactivo ganadero Eduardo Martínez Urquidi afirma que sí y hasta pone fecha tentativa para tal efecto, el 1 de mayo en la taurina ciudad de Aguascalientes.

heribertomurrieta65@gmail.com

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