Tras siglos de reclamos y décadas de negociaciones, la ciudad de México por fin se constituirá en una entidad federativa. La reforma que el martes salió del Congreso despertó entusiasmo en el gobierno capitalino que encabeza Miguel Ángel Mancera. Pero se hundió en un mar de apatía ciudadana y atrajo de inmediato dudas y voces extrañadas por aspectos que no sólo no ofrecen un avance democrático sino que amagan con una regresión política.

En los próximos meses veremos desentrañarse los alcances e implicaciones de esta reforma. Pero lo que está a la vista representará desafíos adicionales para una metrópoli que ha logrado avanzar en derechos para todos y en apertura y tolerancia política, lo cual podría correr riesgos reales en el futuro cercano.

Cinco preguntas, al menos, están a la vista:

1.— Una Constitución local (el tema que atoró la reforma por años) surgirá de una Asamblea Constituyente con 100 integrantes. Sólo 60 serán electos por los habitantes en junio próximo; el resto provendrá de la Cámara de Diputados (14), del Senado (14), del Presidente de la República (6) y del jefe de Gobierno (6).

Por la conformación de las Cámaras federales, actualmente con mayoría priísta, y por la pertenencia partidista del Presidente, organismos estudiosos de esta materia, como Borde Político, estiman que al menos 30% de quienes discutan y aprueben la Constitución de la ciudad estarán ligados al PRI o a su “aliado incómodo”, el Partido Verde, una cifra notablemente superior al peso electoral del Institucional y su partido satélite, que por 18 año ha sido marginal, en el sótano de las fuerzas políticas locales.

Según estos mismos estudios, el PRD tendría 24 representantes, y Morena, 21. Nadie ha explicado por qué los capitalinos no podrán elegir a la totalidad de sus diputados constituyentes o por qué otros poderes constituidos impondrán un balance absurdo.

2.— Durante la reciente ausencia de Mancera para acudir a la cumbre del clima, el PRI y la administración Peña Nieto mostraron un activismo especial en la capital. El Presidente, por ejemplo, recorrió escuelas junto con el secretario de Educación, Aurelio Nuño, quien no sólo es considerado precandidato presidencial sino también aspirante a contender por la jefatura del gobierno capitalino. Ello siguió a la designación como presidenta del PRI local de Mariana Moguel Robles, hija de Rosario Robles, secretaria de Estado, quien condujo la ciudad siendo perredista y ahora es ya identificada como operadora priísta en la capital.

Puede pecar de ingenuo quien no encuentre en estas señales apetitos para el retorno del PRI al poder en la ciudad. Y a los partidos oficialmente opositores pavimentando, a querer o no, el camino para ello.

3.— La apuesta por dotar a la ciudad de la autonomía financiera que permite planear a largo plazo una visión de metrópoli, no se cumplirá. Los techos de deuda seguirán siendo definidos por el Congreso federal. Y las atribuciones que ganará la Asamblea de Representantes deben despertar más preocupación que entusiasmo, por la incompetencia y corrupción que siguen dominando ese órgano colegiado que, con una nueva conformación o sin ella, elude la transparencia más elemental.

4.— Las 16 delegaciones en las que se divide el territorio de la ciudad se volverán alcaldías, con concejos internos que tendrán entre 10 y 15 integrantes, los cuales serán electos 60% por mayoría relativa y 40% por representación proporcional en los comicios programados para 2018. Los expertos ya exhiben inquietud por lo que ello implicará en materia de costos y complejidades para coordinar a alcaldes de varios partidos en el manejo de los temas metropolitanos. Por no mencionar la opacidad con que se conducen las administraciones delegacionales ni las mafias que se han apoderado de ellas, de todos los partidos.

5.— El actor más ausente en el balance de la reforma son los ciudadanos, en cuyo beneficio fue formalmente aprobada. No podrán votar íntegramente a la Asamblea Constituyente; no se permitirán mecanismos de referéndum u otras consultas directas a la sociedad; resultan ambiguos los beneficios económicos que se derivaran de nuevos derechos para el Congreso local y las alcaldías.

En suma, un mensaje pésimo de los políticos, que ya es interpretado como una engañifa más disfrazada de avance democrático.

APUNTES: Esta columna observará un receso por los feriados de fin de año. Pero lo espero aquí mismo a partir del 8 de enero. Gracias y buen augurio para 2016.

rockroberto@gmail.com

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