Ya hace 10 años, en febrero de 2005, hubo sirenas de alerta sobre el clima de inseguridad en Jalisco, luego de que Ignacio Loya Alatorre, operador del Cártel de Sinaloa, fuera asesinado mientras veía un partido de futbol en el principal estadio tapatío. En una libreta de apuntes —una especie de narconómina— y en su teléfono celular apareció el nombre de Aristóteles Sandoval, entonces alcalde priísta de Guadalajara.

Las buenas conciencias locales —y no pocas nacionales— cerraron ojos y oídos ante múltiples evidencias de la amistad entre Sandoval y Loya, lugarteniente de Ignacio Nacho Coronel, abatido a su vez en 2010 durante un enfrentamiento con la Marina. Voltearon hacia otro lado incluso cuando una investigación federal evidenció que la última llamada de Loya desde su palco —el 201— había sido a un teléfono registrado bajo “Aristóteles” y que pertenecía, efectivamente, al presidente municipal.

Todo fue interpretado como insidias de un gobierno federal de extracción panista hacia Sandoval, que ya entonces se perfilaba para descarrilar 18 años sucesivos de gobiernos del PAN en Jalisco, lo que logró en 2012.

Días antes de su elección, la PGR interceptó una conversación telefónica en donde el alcalde de un municipio conurbado a Guadalajara recibe instrucciones de un hombre al que él llama “magistrado”. En el audio, éste ordena al edil retirar a policías locales de una casa incautada, para permitir el rescate de droga y dinero ocultos. La Procuraduría sospechó —pero no pudo determinar— que el “magistrado” era Leonel Sandoval, padre del ahora gobernador y desde hace años impulsor de “MAS por México”, un esperpento político que promueve a Aristóteles Sandoval a la Presidencia de la República en 2018.

Hoy Sandoval avanza hacia la primera mitad de su gestión. Su arranque, en marzo de 2013, fue pleno de luces, acompañado por el presidente Enrique Peña Nieto, a quien tanto se esforzaba en imitar, incluso en su forma de hablar y en su apariencia física. Pero su realidad actual lo encuentra aislado, bajo sospecha y de cara a un revés en los comicios del 7 de junio próximo, que en los hechos puede llevarlo al cierre de su historia política.

El estado se halla convulsionado ante el poder mostrado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que el pasado día 1 emboscó a fuerzas federales, derribó un helicóptero, desató una ola de terror con medio centenar de narcobloqueos y en suma, humilló al gobierno mexicano ante los ojos del mundo, atrayendo en la prensa internacional un nuevo ciclo de escepticismo sobre la capacidad del país para avanzar en cambios reales frente a la violencia.

En medio de señalamientos cruzados, fuentes federales atribuyen los hechos a pactos secretos entre fuerzas de seguridad del estado y el CJNG, que extiende su control hacia Colima y Michoacán para tener acceso directo a los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas, puntos de entrada de precursores químicos que este cártel utiliza para fabricar drogas de diseño, las más demandadas en el mercado de los adictos norteamericanos.

Las mismas fuentes aseguran que algunos de los capos principales del CJNG, como Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho y su hijo, Rubén Oseguera González, El Menchito, han sido detenidos y luego liberados por fuerzas estatales. Alegan complicidad de jefes policiacos estatales y municipales, así como de jueces. Aseguran que el magistrado Leonel Sandoval es en los hechos el verdadero presidente del Tribunal Superior de Justicia del estado, por lo que manipula decisiones de juzgadores.

En febrero pasado, marinos detuvieron a Abigael González Valencia, El Cuini, presunto operador financiero del CJNG. Ello habría atraído la espectacular escalada del primer día de mayo y la multiplicación de los operativos federales en Jalisco, en los que la autoridad encabezada por el gobernador Sandoval es una figura decorativa.

El primer domingo de junio habrá elecciones locales y en Guadalajara se anticipa el triunfo de Enrique Alfaro, el principal opositor al PRI, lo que de concretarse, adelantará un desmoronamiento del PRI en la entidad. En busca de evitarlo, el señor Leonel Sandoval, conduce maniobras para hacer fraude electoral, como queda demostrado en audios difundidos en días pasados.

En ese marasmo, la figura política de Sandoval parece eclipsarse tan rápidamente como surgió.

APUNTES: Atrás de los reclamos del PRD para que Miguel Ángel Mancera, jefe del Gobierno del DF, se defina rumbo al 2018 hay una presión disfrazada a fin de que busque imponer triunfos del PRD en la ciudad. Delegaciones clave como Cuauhtémoc, Tlalpan y Gustavo A. Madero se hallan en riesgo de caer en manos de Morena, y la oposición calcula acumular 20 nuevas curules en la Asamblea local. Iztapalapa y Miguel Hidalgo se conservarían perredistas según las encuestas, pero los líderes del sol azteca quieren otra vez, como desde hace 18 años, carro completo.

rockroberto@gmail.com

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