El presidente nombró a Luis Videgaray como secretario de Relaciones Exteriores.  Le pareció oportuno aprovechar este acto solemne para improvisar una reacción frente al movimiento social que crece en el país en contra del gasolinazo. 

Alguien en su oficina debió aconsejarlo sobre lo inoportuno de enviar dos mensajes tan contradictorios.

Hace dos años fue Luis Videgaray quien, desde la Secretaría de Hacienda, propuso la liberación del precio de la gasolina. Él es el responsable principal del motivo que hoy tiene encabritados a los mexicanos. Si realmente Peña Nieto compartiera la molestia que genera esta medida no lo habría traído de vuelta. Nadie que participe sinceramente del enojo lo habría nombrado en el gabinete y mucho menos habría aprovechado su nombramiento para jugar hipócritamente a la empatía con los gobernados.

(Mañana reflexión más amplia sobre el tema) 

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