Uno de los cambios que traerá la reforma política de la Ciudad de México es la transformación de las delegaciones en alcaldías, con cabildos y nuevas atribuciones que no hay que tomar a la ligera. Se habla de darles más autonomía de gestión y libertad para ejercer sus presupuestos.

Este tema se discute actualmente en la Asamblea Constituyente con diferentes puntos de vista. Morena propone que las alcaldías puedan cobrar impuestos. PRD y Movimiento Ciudadano lo descartan. El PAN lo ve como una oportunidad para dotar, a la que es la autoridad más cercana al ciudadano, de autonomía presupuestal.

Lo anterior suena a un debate sano si tomamos en cuenta que las delegaciones están maniatadas en la ejecución de muchos servicios porque el presupuesto está centralizado. Problemas como el bacheo o la reparación de luminarias podrían agilizarse si contaran con más libertad para gastar.

Pero darles más dinero es también muy riesgoso. La rendición de cuentas no es su especialidad. Para muestra un botón: en su informe 2014, la Auditoría Superior de la Federación señaló irregularidades (desvíos, para ser más claros) en Álvaro Obregón, Benito Juárez, Miguel Hidalgo, Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Magdalena Contreras y Venustiano Carranza.

Aún recordamos a los ex jefes delegacionales Víctor Hugo Romo, de Miguel Hidalgo, y Jesús Valencia, de Iztapalapa, por las obras pagadas con recursos federales que no fueron ejecutadas debido a conflictos de interés con empresas que hasta camionetas de lujo les prestaban. Fueron absueltos de manera poco clara de estos delitos, pero ahí queda el escándalo.

Hay casos más recientes. Hace apenas un mes el director Jurídico y de Gobierno de la Cuauhtémoc, Pedro Pablo de Antuñano, fue detenido con 600 mil pesos en efectivo. Sigue sin poder explicar su origen.

La organización Ciudadanos por Municipios Transparentes (Cimtra) ha colocado a todas las delegaciones con calificación por debajo de los seis puntos en cuanto a transparencia. Entre 2004 y 2016 estas entidades han obtenido el mayor número de recursos de revisión en el Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública, Protección de Datos Personales y Rendición de Cuentas de la Ciudad de México (el nombre apenas cabe en un tuit).

En este contexto, darle más recursos a lo que serán las nuevas alcaldías sin contar con un sistema eficaz de transparencia para la rendición de cuentas, será como dotar de cerillos a un pirómano.

EL HUERFANITO. Ninguno de los panistas que exigieron a su dirigente nacional Ricardo Anaya que defina sus aspiraciones y deje de usar el cargo para promoverse, acudió a la sesión de la Comisión Permanente que analizó el tema. El detalle es que los firmantes de la carta no fueron ¡porque ni se enteraron!

¿Cómo entender que el partido “los convoque”, pero no se los notifique?

Si fuera mal pensada, diría que pretenden ganar tiempo y simular que hay apertura para el diálogo, pero no voy siquiera a sugerirlo.

Lo que sí diré es que el buen momento de Acción Nacional, luego de la victoriosa cosecha en la más reciente elección, corre el riesgo de diluirse si el partido sigue partido.

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