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El martes 23 de mayo, la Fundación World Wide Web, creada por Tim Berners-Lee, dio a conocer los resultados de la cuarta edición del Barómetro de Datos Abiertos (Open Data Barometer) 2016.

El objetivo del mencionado barómetro es: “descubrir la verdadera prevalencia e impacto de las iniciativas de datos abiertos en todo el mundo. Analiza las tendencias mundiales y proporciona datos comparativos sobre países y regiones utilizando una metodología en profundidad que combina datos contextuales, evaluaciones técnicas e indicadores secundarios”.

Los datos abiertos –se afirma en el boletín de prensa en el cual fue dado a conocer la publicación de la reciente edición del barómetro- “son datos disponibles para que todos los usen y reutilicen, y permite a los ciudadanos hacer que los gobiernos consideren las decisiones que toman y el dinero que gastan. Frente a una crisis global de confianza, los gobiernos tienen la oportunidad de comprometerse con los ciudadanos y recuperar la credibilidad mediante la apertura de datos”.

En el informe se afirma que los gobiernos deben centrarse en la apertura de los datos que más importan a los ciudadanos: “los datos que pueden ayudar a resolver los problemas más apremiantes de las personas, como el transporte, la educación y la asistencia sanitaria. Y el gobierno debe asegurarse de que estos beneficios son para todos, a través de esfuerzos dedicados para involucrar a los grupos marginados y asegurar que puedan aprovechar los datos disponibles”.

Los gobiernos, señala el estudio, “están perdiendo la oportunidad de ganar la confianza y comprometerse con los ciudadanos a través de datos abiertos. Mientras los ciudadanos exigen rendición de cuentas, los gobiernos mantienen los datos encerrados y, peor aún, emprenden objetables prácticas de espionaje a la ciudadanía”.

En la reciente edición del Barómetro de Datos Abiertos fueron analizadas 115 naciones. Los diez países mejor evaluados son 1.- Reino Unido (100), 2.- Canadá (90), 3.- Francia (85), 4.- Estados Unidos (82), 5.-Corea (81), 5.- Australia (81), 7.-Nueva Zelanda (79), 8.- Japón (75), 8.- Holanda (75), y por último 10. Noruega (74).

Sorprende advertir que México fue ubicado en la posición 11, empatado con España y con un puntaje de 73 en el Barómetro de Datos Abiertos. México además fue reconocido como “campeón regional” en América Latina y el Caribe.

Sin embargo, el informe considera que “los datos sobre las principales métricas de rendición de cuentas, como el gasto público, los contratos públicos, la propiedad de la empresa y la propiedad de la tierra, están entre los menos abiertos”.

Si el gobierno consideró la posibilidad de celebrar la posición que fue conferida a México en la reciente edición del Barómetro de Datos Abiertos, debió abortar la operación. El mismo martes 23 de mayo, las organizaciones de la sociedad civil que desde hace cinco años participaban en la iniciativa Gobierno Abierto (AGA), determinaron retirarse argumentando pérdida de confianza al gobierno.

El gobierno no exhibió voluntad alguna para resolver quiénes ordenaron espiar a dos activistas y a un investigador en temas de salud, caso que fue denunciado hace tres meses. Al gobierno ni siquiera se le ocurrió la posibilidad de implementar un “virgilazo” y simular una investigación.

La AGA es una iniciativa multilateral conformada por 75 países, en la cual México participa, y su principal objetivo es: “promover acciones que contribuyan a la transparencia, rendición de cuentas, participación ciudadana e innovación tecnológica del Gobierno, con el fin de fortalecer la gobernanza y combatir la corrupción”.

Resulta lógico suponer que cuando aparezca la próxima edición del Barómetro de Datos Abiertos, la evaluación que recibirá México no precisamente resultará tan favorable.

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