“Muchas veces he tomado fotos del programa de vivienda de Venezuela, es extraordinario, ¡cómo me gustaría ver en México un programa de vivienda popular! (...) puedo decir que el gobierno de Venezuela es un ejemplo para nuestra vida.

Me interesa que lo platiquen en sus casas, con sus amigos, con sus familias, con sus colectivos, para que sepan todos cuál es la realidad, que sepan que Maduro ha sido un presidente leal a los principios chavistas, ha sido un presidente leal a su pueblo.

Ayúdenos a difundir la verdad, ayúdenos a hablar de la grandeza de Hugo Chávez y de lo grande que es el gobierno Bolivariano de Venezuela, de la admiración y el respeto que nos genera. Yo no puedo hacer otra cosa que honrar a Hugo Chávez”

Estas palabras fueron pronunciadas por Yeidckol Polevnsky, secretaria general de Morena. ().

El evento, organizado (¿y financiado?) por miembros de Morena y del cuerpo diplomático venezolano, ocurrió el pasado octubre con la presencia de la embajadora de Venezuela, María Lourdes Urbaneja Durant, a quien Polevnsky no cesó de expresar halagos para su gobierno, incluso, casi de caricatura, la mesa de los ponentes estuvo adornada con las banderas de México y de Venezuela, tras de ellos se extendía una manta gigante con la fotografía de Nicolás Maduro alzando el brazo en una expresión de victoria.

Puedo, por infinidad de razones, no compartir la devoción a la ideología chavista que profesa Polevnsky; las violaciones a la libertad de expresión o el encarcelamiento de opositores acusados de “terrorismo” por organizar marchas de protesta, serían un buen ejemplo para comenzar.

Sin embargo, creo que tanto Yeidckol y su partido político tienen libertad absoluta para decir lo que les venga en gana, libertad garantizada por la ley mexicana, creo que pueden y deben, como actores políticos de relevancia nacional, expresar su filiación y admiración al régimen de Maduro, considero que tienen el derecho gritar a los cuatro vientos ¡viva el comandante Chávez!, y de hacer esfuerzos porque México se convierta en la nueva república bolivariana.

De cualquier forma, lo que yo creo importa poco; a diferencia de Venezuela, en México, por ley, cualquier tipo tiene derecho a decir lo que le venga en gana, para muestra haga usted mismo una búsqueda en Youtube con las palabras “Enrique Peña Nieto”, encontrará desde chistes que Maduro podría considerar terroristas, hasta chismes no confirmados en torno a su vida personal o incluso un tipo que sostiene, sin ningún elemento lógico, que el Presidente no nació en México. ¿Cuál censura?

Lo que no se vale es el discurso hipócrita de doble moral con el desmarque público junto al amasio de clóset.

Si los miembros más destacados de Morena organizan eventos pro Venezuela e invitan a sus más fieles y radicales seguidores a “difundir la verdad del gobierno bolivariano”, también deberían de hacerlo en sus spots de tele y radio, en sus eventos públicos y en sus intervenciones en el Congreso.

No lo hacen porque saben que no es popular, porque el discurso de apoyo a Maduro les costaría votos de la mayoría de mexicanos que, aunque hastiados de corrupción, cochupos e impunidad, siguen pensando que estamos mejor que en Venezuela.

Pero, ¿quién sabe?, tal vez logren convencernos… porque no creo que quieran engañarnos, ¿o sí?

DE COLOFÓN.— Desde muy arriba vino la orden a la Embajada venezolana: borren los tuits del evento con Maduro. No contaban con miles de screenshots, la tecnología imperialista los puso en jaque.

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