Josefina debería aclarar, peso por peso, cuál fue el destino de los más de mil millones de pesos que se repartieron a través de su Juntos Podemos y qué fue lo que pasó con los depósitos a las cuentas de sus familiares por empresas acusadas de lavado de dinero. Delfina debería ser clara con los más de 13 millones de pesos que “voluntariamente” le quitó, a través del diezmo, a cientos de trabajadores en Texcoco. Y Alfredo debería deslindarse por completo de sus correligionarios corruptos y prometer investigar y castigar temas como el de OHL.

Todos tienen cola, todos deben algo, todos ocultan algo, son los punteros y al mismo tiempo son el reflejo de una clase política rebasada por la realidad de una ciudadanía jodidamente molesta con los discursos de pureza.

Granier, Yarrington, los Duarte, Padrés, Reynoso Femat, Hernández, Torre Cantú, Borge, Bejarano, Cadena, los Abarca, Gordillo, más lo que olvido, más lo que falta, más lo que nunca cachamos, son muchos, muchísimos corruptos para un país de pobres con cifras macroeconómicas que se presumen a nivel internacional. Hay dinero, mucho dinero en México, pero está robado y mal distribuido.

El discurso del dedito me da pavor; “lo que diga mi dedito” no se atañe únicamente a López Obrador, sino a todos, ¿alguien podría ser sincero y aceptar, al menos, que no viene inmaculado?, ¿alguien podría tener una propuesta menos populista y más realista?, ¿alguien podría tratar a los votantes con respeto y dignidad?

Un millón de empleos, la magia instantánea del cambio por el cambio mismo, cheques gratis a las amas de casa, cámaras, dignas del Pentágono, con una conexión satelital, en los microbuses del estado, ¿pues que piensan que somos idiotas?, ¿alguien, por favor, alguien puede ser coherente?

Al final será lo mismo, se enfrentarán a una red de pasividad soporífera que no podrán modificar y construirán algo que se vea bonito en las fotos y detendrán a algunos malandros o perderán las denuncias para bajarle a las estadísticas, regalaran leche a los pobres que encuentren, sin ganas de buscar, y nos inventarán que llegó el cambio aunque todo siga depresivamente igual.

Ellos saben que no podrán solucionar mucho en seis años, ellos saben que se requiere una renovación de confianza con la ciudadanía, ellos saben que el panorama es bastante triste… o quizá no saben nada, salvo decir que ellos son la mejor opción ¿de qué?

DE COLOFÓN.— Verónica Anaya debería ser la siguiente Eva Cadena de Morena.

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