Seguramente si la historia fuese a la inversa, habría gran indignación: ¡Fue el Estado!, ¡Fue el Estado!, trending topic, marchas, comisiones del Congreso armadas al vapor para estorbar en las investigaciones, investigaciones de la PGR, peritajes, expertos internacionales, ¡Fue el Estado!, ¡Fue el Estado! y las voces de los indignados.

Pero la lucha social también es doble cara, vale más la vida de uno que de otro, ¿cómo será su ranking?, ¿si asesinan a un soldado será porque se lo merecía el Ejército asesino?, porque un manifestante que bloquea una carretera y le corta la mano con un machete a un Policía Federal no puede ser social ni mediáticamente señalado, a final de cuentas, es un víctima del sistema… Las banderas políticas son patentes de corso.

Confieso que estoy indignado por la falta de indignación, veo un video colgado en una página de internet, donde escucho el fuego consumir los restos de dos vehículos, las llamas suenan diferente cuando se enmarcan en el silencio de un infierno, apagado, muy al fondo, fusionado casi con el viento nace y muere la voz de un hombre que sufre, que ahora es fuego, que ahora es nada, que ha muerto… ¿o tal vez fue un herido?

En Sinaloa las bestias, enfermos, insanos, hijos de puta, bastardos, mierdas (se quedó corto el general Cienfuegos) del crimen organizado mataron, de la forma más cruel, a cinco militares, uno de ellos habría sido papá en esta semana, esperaba a su primer hijo, que nacerá ya medio huérfano.

Ninguno de los cinco es millonario, ninguno de los cinco usaba joyas estrafalarias de mal gusto ni grabados de oro en las cachas de sus pistolas, eran mexicanos como somos la mayoría, clase media, con sueños, ilusiones y frustraciones pero, también, eran más valientes que todos nosotros, quizá igual se quejaban de la corrupción y tenían su propia visión de los errores que ha cometido Peña Nieto, seguro que se reían de los memes en internet, pero, a diferencia de la mayoría, ellos pusieron el granito de arena de su vida para hacer de esta tierra una más segura para todos.

Y el Senado guarda silencio, literal, un minuto que no sirve para un carajo… ¿Y si mejor le entramos a darles certeza jurídica a los militares que cumplen ya casi diez años en el frente de batalla?

DE COLOFÓN.— Hay un grupo en Guerrero que asalta con mucha violencia, al grado de matar por una bicoca, vale más el parque que les quitó la vida que un botín, a menos que el botín se llame “calentar la plaza”.

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