La Liga MX quisiera paralizarse con el juego del sábado entrante. Si yo fuera Decio, convencería a ambos clubes para interpretar el himno nacional, abrir las puertas desde las tres de la tarde con actividades para los niños en la cancha, regalar camisetas con patrocinadores que promuevan el juego limpio, felicitar con micrófono en mano a servidores públicos de conducta ejemplar e impulsar un espectáculo de fuegos artificiales al final del juego.

El público tiene datos e instinto para anticipar duelos atractivos y pagar por ellos en consecuencia. El del sábado es uno de éstos. Aumentar los precios no me parece tan censurable como muchos piensan. Es oferta y demanda pura. Son acciones que toman todos los clubes del mundo con la conciliación legal correspondiente.

Supongo que el Azteca no se alcanzará a llenar hasta las pantallas, pero estará cerca de ello. La rivalidad necesita puntos de encuentro y el sábado hay uno claro: por fin Cruz Azul tiene cara para pararse seriamente en el Azteca y no asumirse víctima desde el lunes.

El último lustro relata con datos una bonanza americanista en claro contraste con la decadencia cementera más aguda. El sábado jugarán a medir musculatura y la cosa está pareja.

Hay un detalle a seguir: Cruz Azul tiene mayores deficiencias defensivas que el América; en todo lo demás hay paridades evidentes.

El juego está llamado a ser muy bueno. A los dos les favorece tratar de tener el balón. Será un duelo para dominar la circulación. Los dos tienen un gran juego colectivo de toques de primera o segunda intención, y buenos solistas a la hora de desequilibrar en los duelos personales con los cambios de ritmo correspondientes.

Joao Rojas y Rubens Sambueza están llamados a escena para robarse los reflectores. No hay excusa: tienen los recursos para hacer un juego vibrante hasta que uno de los dos tenga a su favor la ventaja y el reloj para condicionarlo de otra forma. Hasta entonces, deberíamos ver el mejor juego posible en México en la incipiente temporada.

El torneo es joven, de manera que por esta ocasión, la depresión cementera se quedará en el diván. En México no tenemos la cultura para tratar de distinta forma a los juegos que de pronto, como éste, se acomodan para ponerlos en un mejor lugar de visibilidad. Yo lo cambiaba, siendo los dos de la misma ciudad, al domingo por la noche. Para eso son los grandes productos deportivos de la televisión.

Twitter: @Javier_Alarcon_

*En la imagen Michael Arroyo puede ser un elemento de refresco importante

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses