Las reglas cambian según la conveniencia y circunstancia de cada equipo y persona. Determinado técnico que pasó por la dirección técnica de México, se quejaba de que los equipos retenían innecesariamente a jugadores elegibles de todas las categorías, cuando se había acordado que la actividad de las selecciones era la prioridad de ese grupo de socios que conforman la Federación Mexicana de Futbol.

Cuando ese entrenador hipotético, que puede ser cualquiera, pasa a ser responsable de un club, entonces esconderá la mercancía para las selecciones. Vieja historia que se repite hasta el hartazgo y deja en evidencia la frecuencia con las que los “socios” se vuelven auténticos enemigos del bien común.

Pero el problema de fondo es que no firman con sangre las prioridades. Ante un calendario tan congestionado de actividad nacional e internacional para los clubes, más la agenda de las Selecciones Nacionales, es imposible no establecer marcialmente el orden de importancia para cada asignatura.

De estar claro y asumido, no habría el forcejeo y polémica que hoy privan en el caso de los jugadores de Chivas. ¿A dónde deben estar? ¿Con su club, que tiene una gran necesidad por estar involucrado en problemas de descenso hasta las narices, o en el Preolímpico para calificar a Río?

Los telefonazos pidiendo concesiones, excepciones y consideraciones especiales, son el máximo dolor de cabeza de los operadores de la FMF.

Singular forma de conducirse de este grupo de afiliados que jalan para el mismo lado, siempre y cuando no haya algo más importante en sus agendas particulares.

Y empieza el cabildeo, con escenas así: “¿Me dejas que lleguen a la concentración de Selección dos días después?”. “Te presto a Juan y Pedro, pero déjame a Jaime para este partido”.

La letra ahí está. Pero torcer los renglones con tanta frecuencia hace que no se vean claras las metas estratégicas del conglomerado futbol mexicano. Claro que con todo hay que hacer malabares para que quepa.

Qué el negocio y desarrollo deportivo son complicados de equilibrar. Nadie dice que sea fácil. Pero lo necesario y correspondiente es que se nos informe en 10 líneas, cuáles son las prioridades de los dueños del balón, por ejemplo, para los próximos cinco y 10 años. ¿Ganar la Confederaciones? ¿La Libertadores? ¿Copa América? ¿Clasificar otra vez a todas las Selecciones a sus Mundiales? ¿Colocar a la Liga MX entre las mejores cinco del mundo en calidad y rentabilidad? ¿El quinto partido? ¿Traer el Mundial a México? ¿Reducir extranjeros para ampliar las oportunidades para los chavos?

Las reglas cambian como en Big Brother a cada rato y así es imposible apuntar a un solo objetivo. Hay tantos disparos al aire que terminan cayendo balas perdidas por todos lados. ¿Le suena lo que planteo?

Twitter: @Javier_Alarcon_

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