El verano pasado se dio a nivel mundial una obsesión milenial por un juego basado en una serie llamado Pokemón Go, justamente el 6 de junio pasado se cumplió un año de aquel lanzamiento que ocupó durante semanas los primeros lugares entre las apps más descargadas de Android e iOS. A través de un GPS y la realidad aumentada, los jugadores tienen que ir por toda la ciudad atentos a las notificaciones de ubicación para “cazar” a estos personajes. El juego exige cierto grado de actividad física del jugador obligándolo a desplazarse distancias grandes en busca del personajes y de todos los elementos extras que el juego ofrece; claro, esto conlleva algunas desventajas: la combinación de geolocalización, cámara y gráficos activos al mismo tiempo acababa con los datos de Internet, así como con la batería del teléfono celular, además de que los jugadores están más atentos a su cacería que al contexto, con los riesgos que eso conlleva. El juego fue la fiebre sobre todo en aquel momento y ahora de aquellos millones que descargaron la aplicación pocos fieles quedan.

Poco tiempo después, y buscando llevar las características de la app a otros terrenos, Aeline Gregoire, una profesora de primaria en Bélgica, al ver cómo sus alumnos se apasionaron jugando Pokemón Go, inventó algo similar llamado Chasseurs de livres (Cazadores de libros) con el objetivo de hacer una herramienta para el aprendizaje y la adquisición de nuevos conocimientos.

Chasseurs de livres no es como tal una aplicación que se pueda bajar en el celular y que consuma tus datos y batería, Gregoire decidió abrir una fanpage en Facebook a la cual uno debe registrarse para participar del juego que consiste en seleccionar un libro que se quiera compartir, esconderlo y sacar una fotografía estratégica del lugar en donde está resguardado para que otros cazadores salgan en su búsqueda, una vez encontrado (y claro, leído) el jugador debe liberarlo para poder seguir con el juego y darle oportunidad a otro usuario para que lo cace.

Sin duda, este juego es una gran iniciativa para fomentar el conocimiento y la lectura sobre todo en los más jóvenes allegados a las redes sociales y a los juegos, los participantes se divierten y se interesan en ganar, además buscan lecturas interesantes y lugares creativos para esconderlas; cuando revisan sus redes sociales dan un vistazo a la página de Chasseurs de livres para ver si pueden “cazar” algo nuevo.

El juego, por el momento, tiene su base de seguidores en Bélgica y algunos otros países europeos, sin embargo, por las características del mismo, es más que posible replicarlo en otras latitudes; y dadas las estilísticas de lectura por estos rumbos, sería una buena idea darle proyección en nuestro país, en donde se dice no nos gusta leer pero sí jugar, y aunque han existido campañas similares, como “Para leer de boleto en el Metro”, sin duda el sentido lúdico de propuestas como la de Aeline tal vez logren resultados interesantes, entonces, ¿por qué no probar?

@Lacevos

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