La buena presentación de la mayoría de los encierros y los triunfos de los jóvenes diestros mexicanos fue lo positivo de la primera parte de la Temporada Grande en la Plaza México.

Joselito Adame se mostró solvente en su encerrona. Dio sabrosos naturales a un buen toro de la ganadería de Teófilo Gómez, buscó la variedad en los seis turnos, lució una condición física impecable, cortó tres orejas y se afianzó como el torero mexicano más trascendente de la actualidad. No acaban de convencer su aire hierático y el gesto adusto; siento que no encajan con su personalidad. Después de dos corridas seguidas el fin de semana, llegó a su solitaria cita del día lunes con un público saturado de toros. Eso implicó un reto tremendo para el hidrocálido, en términos de poder de convocatoria. La entrada, dentro de aquel formato de feria, no pasó de aceptable.

Fermín Rivera, torero de concepto, elegante y académico, realizó dos importantes faenas con base en el oficio y el valor sereno. Un torero para paladearse. Este año debe ir a España a confirmar su alternativa en la plaza de Las Ventas de Madrid.

Con una expresión artística cada vez más personal y acentuada, Octavio García “El Payo” creció exponencialmente en el mano a mano con Sebastián Castella y no tuvo opciones en su segunda comparecencia en el redondel capitalino.

En busca de la pureza en su toreo, Diego Silveti volvió a las bases y se mostró renovado en una faena consistente que le valió el corte de una merecida oreja.

A pesar de que no toreó mucho a lo largo del año, Juan Pablo Sánchez hizo notar que tiene el toreo en la cabeza. Lució su atributo de llevar muy bien toreadas las embestidas, a la altura precisa y buscando la máxima extensión en cada trazo. Es un torero fácil, pero no frío. Pulsa y templa con intuición natural en una tauromaquia donde comulgan la inteligencia y el sentimiento.

Por último, Sergio Flores se va apuntalando como un muletero valiente y recio, con un sólido soporte técnico. Hizo una faena muy bien trenzada para cortar dos orejas. Un aldabonazo grande del novel matador tlaxcalteca.

Morante nos dejó con la miel en los labios y los diletantes se frotan las manos al imaginar su inminente regreso en el serial.

La asistencia de público fue baja, especialmente los sábados. Está por verse si la nueva empresa le sigue apostando al experimento de dar corridas en el sexto día de la semana o si declina y vuelve a la tradición, más rentable, más lógica, de los festejos únicamente los domingos. Es evidente que programar tantas corridas en tan poco tiempo no dio el resultado esperado. También es verdad que el aumento en los precios de los boletos pegó en el ánimo y en el bolsillo de los aficionados.

A final de cuentas, todas las ideas, buenas o malas, funcionales o inoperantes, tienen el plausible objetivo de mejorar la oferta de toros en la capital. Nadie está peleado con su dinero y vamos a ver si la corrección del rumbo deriva en una pronta recuperación del capital que se invirtió en los primeros nueve festejos.

heribertomurrieta65@gmail.com

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