La delegación mexicana fue de menos a más y terminó conquistando cinco medallas, tres de plata y dos de bronce, en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. La experimentada clavadista Paola Espinosa se quedó muy cerca de una más, durante la reñida final de la plataforma de 10 metros el jueves pasado en el Centro Acuático María Lenk del Parque Olímpico de Barra de Tijuca.

Si en Londres 2012 la delegación nuestra había ganado siete preseas, era de esperarse que obtuviera o elevara ese número, en un elemental razonamiento de mejora progresiva.

Pero no, bajó la cosecha, en ese eterno avance y retroceso del deporte mexicano. Un ejemplo claro de lo que establezco se dio en el futbol. La Selección ganó el oro en el torneo olímpico hace cuatro años y esta vez ni siquiera pasó a la segunda ronda. Cuando parece que se acerca el salto de calidad, nos topamos con que sigue sin haber un crecimiento sostenido.

En tanto no se priorice el deporte a la hora de asignar presupuestos federales y se lleve a cabo un plan maestro del olimpismo mexicano, este tono medio continuará sabe Dios hasta cuándo, a pesar de que vivimos en un país de 120 millones de habitantes, con un número elevado de potenciales atletas de alto nivel.

Por lo pronto, sin una maquinaria perfectamente aceitada, María del Rosario Espinoza, Lupita González, Germán Sánchez, Misael Rodríguez e Ismael Hernández no son más que garbanzos de a libra, medallistas de milagro con un mérito extraordinario dentro de un sistema inoperante donde muchas federaciones son reflejo de los peores defectos del país.

Y la mayoría de los elegidos, a veces por dedazo, se sabía de antemano que no iban a ‘pintar’. De los 126 atletas que representaron a México en la ‘Ciudad Maravillosa’, 95 debutaban en Juegos Olímpicos con remotas posibilidades de triunfar.

Por otra parte, Alfredo Castillo, el titular de la Conade, ha puesto su renuncia sobre la mesa. Considerando que el deporte mexicano lleva muchos años en pañales, Castillo no es el culpable, pero sí el responsable del pobre resultado en los Juegos que culminaron el domingo pasado con una ceremonia de clausura algo plana en Maracaná.

Para colmo, se puso en el centro de la polémica por dejarse ver en distintas sedes con efusivas demostraciones de cariño hacia su novia cuando, dadas las circunstancias del deporte mexicano, que no está para excelsitudes, convenía una actitud más reservada.

heribertomurrieta65@gmail.com

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