Cuando Jorge Ibargüengoitia, mi querido maestro, ese gran autor satírico, escribió su inolvidable libro Instrucciones para Vivir en México, y nos enseñó a reírnos de nosotros mismos al diseccionar y ridiculizar a los titulares del poder político y económico con un exquisito sentido del humor, pensé en escribir un texto, toda proporción guardada, que bien podría intitularse: Instrucciones para leer las declaraciones de los políticos mexicanos.

El tema no es nuevo si lo analizamos con la sabia perspectiva que nos obsequia el estudio de la historia. La primera gran instrucción para interpretar las declaraciones de nuestros políticos consiste en leerlas al revés, es decir, en sentido contrario. Me explico: cuando Porfirio Díaz, el gran tirano, declaró en 1908, en una entrevista de nada menos que 46 páginas, a James Creelman, un periodista norteamericano, “Daré la bienvenida a un partido de oposición” y acto seguido confesó: “He esperado pacientemente a que llegue el día en que el pueblo de la República Mexicana esté preparado para escoger y cambiar a sus gobernantes en cada elección, sin peligro de revoluciones armadas… creo que ese día finalmente ha llegado. Me retiraré cuando termine el presente período y no volveré a gobernar otra vez”. ¿Conclusión? México estaba listo para la democracia. ¿Sí…? Cuando el Partido Anti-reeleccionista surgió del clandestinaje en 1909, el dictador incumplió su promesa y mandó encarcelar a Pancho Madero, su candidato a la presidencia. Todo un embuste que provocó el estallido de la primera parte de la revolución mexicana. ¿Cómo se debería haber leído semejante afirmación ingrávida y falsa de punta a punta? No daré la bienvenida a ningún partido de oposición ni el pueblo de la República Mexicana está preparado para escoger y cambiar a sus gobernantes … creo que ese día no ha llegado. ¡Pobre de aquél que le creyó a ese siniestro personaje, el enterrador del liberalismo mexicano del siglo XIX.

¿Más? Cuando el general presidente de la República Plutarco Elías Calles declaró al abrir las sesiones del Congreso de la Unión el 1 de septiembre de 1928, a mes y medio del asesinato de Álvaro Obregón, “…la falta de caudillos debe permitirnos, va a permitirnos orientar definitivamente la política del país por rumbos de una verdadera vida institucional, procurando pasar, de una vez por todas, de la condición histórica de un “país de un hombre” a la de nación de instituciones y de leyes…” ¿Resultado? Creó el Maximato por medio de Emilio Portes Gil, Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez, hasta terminar con Lázaro Cárdenas en 1934. ¿Cuál vida institucional cuando él intentaba eternizarse en el poder a través del dicho Maximato? ¿Cuándo dejamos de ser el “país de un hombre” una nación de instituciones y de leyes? Hasta hoy ha sido imposible. ¿Dónde está el Estado de Derecho? Las afirmaciones de Calles tendrían que haber sido leídas de la siguiente manera: la falta de caudillos nunca nos permitirá orientar la política del país por rumbos de una verdadera vida institucional y jamás dejaremos de ser un “país de un hombre” ni una nación de instituciones y de leyes…”. Todo al revés. ¿Cómo creerle a Díaz o a Calles?

Años más tarde y con el ánimo de cansar al amable lector, López Portillo declaró: “Defenderé el peso como un perro”. ¿Cómo se tenía que haber interpretado lo dicho por el ciudadano presidente de la República gobernada por un solo hombre? No defenderé el peso como un perro y, claro, la escandalosa devaluación acabó con el peso, con el perro y con el país. ¿Cómo creerles a Díaz, a Calles y a López Portillo. ¿Y cuando Bartlett declaró para la historia: “Se cayó el sistema”? En realidad tendría que haberlo dicho también al revés: “No se cayó el sistema.”

Hoy día dice la PGR: “No se pactó con Duarte impunidad de Karime”. (25 de julio de 2017) Quiere decir, sin lugar a dudas: sí se pactó con Duarte impunidad de Karime. Más tarde agregaron: “No hay intocables en el caso Duarte”. ¿Cómo leerlo? Sí, sí hay intocables en el caso Duarte, la propia Karime lo es, negarlo equivale a insultar a la inteligencia nacional, equivale a negar lo evidente. Otra de lujo: “Los huachicoleros no ponen nerviosos a los inversionistas”. ¿No…? ¿Si alguien va a invertir miles de millones de dólares, no se pondría nervioso si le perforan sus ductos y el narco incontrolable y amparado por un buena parte del poder público se roba impunemente millones de litros de gasolina? ¿No…? ¡Por favor!…

Cuando estalla una bomba nocturna en las oficinas del episcopado, dicha institución clerical aclara por medio de sus representantes: “la Conferencia del Episcopado rechaza que se trate de un ataque directo a la Iglesia.” ¿Ah, no...? ¿Acaso pusieron la bomba en las instalaciones de un expendio de Melate? ¿No es un claro mensaje al clero católico? Por supuesto que la declaración de los señores representantes de Dios en este “valle de lágrimas que abate” debería interpretarse así: el episcopado acepta que es un ataque directo a la iglesia. No olvidemos que un mandamiento establece: “No darás falsos testimonios ni mentirás”, pero el clero católico ha mentido exitosamente en los últimos dos mil años y pico sin preocuparle en lo mínimo el Juicio Final, porque dicen tener influencias upstairs…

En otro orden de ideas, Maduro declara la existencia de un “complot en México en contra de Venezuela”. Tendría que haber afirmado que no existe complot mexicano en contra de Venezuela, mejor dicho “compló” al decantado estilo de López Obrador, su par hemisférico. Jared Kushner, yerno de Trump, confiesa: “No existe colusión con Rusia”, pero al mismo tiempo reconoce 4 contactos con Rusia… ¿Entonces? La Casa Blanca se ha convertido en un auténtico manicomio. En los primeros 6 meses al frente del gobierno de Trump, un presidente que se maneja por prontos e impulsos, ya cesó al chief of Staff (jefe del gabinete), al consejero de Seguridad Nacional, al director de Comunicaciones y secretario de prensa y al director del FBI, entre otros más. Anthony Scaramucci, flamante nuevo director de Comunicación de la Casa Blanca, insultó a Reince Priebus, hasta hace unos días el jefe del Gabinete, al extremo que éste último presentó su renuncia cuando aquél le dijo que era un “jodido paranoico”. A continuación disparó a quemarropa contra Steve Bannon, otro demonio, y declaró que él no se “comía el pene” como lo hace el asesor del propio presidente Trump y concluyó con que “el pescado huele a podrido de arriba para abajo”. ¿Habrá pensado que Trump es la cabeza y que ofendió a su jefe con ese ejemplo tan certero?

¿Y qué tal Kim Jong-un, líder de Corea del Norte, quien lanzó un nuevo cohete sin cabezas nucleares que cayó en aguas territoriales japonesas? ¿A qué jugará este insensato asesino que ha matado a familiares y subalternos acusados de ser “sospechosos” de algo? Persigue a las personas, porque “piensan peligrosamente”, y las aniquila. Por supuesto que conoce el poder militar norteamericano y aún así insiste en la provocación, porque se siente protegido por los chinos, quienes utilizan al tal Kim Jong-un, para controlar a los estadounidenses, que sólo amenazan al líder coreano sin ignorar tampoco al gigante que lo protege.

Me acuerdo de la conversación de un par de locos en un manicomio en la Segunda Guerra Mundial, quienes al escuchar las explosiones de las bombas que caían a uno y otro lado del hospital psiquiátrico, uno le preguntó al otro: ¿Ya te fijaste cómo están los de ahí afuera…?

fmartinmoreno@yahoo.com

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