Un amable lector, a quien le concedo un gran crédito intelectual y político, me hizo llegar el siguiente texto que bien podría echar una buena cubetada de luz en los trágicos acontecimientos que volvieron a estremecer a la opinión pública el pasado 3 de mayo.

“El hombre que fue ejecutado por un soldado en Palmarito, municipio de Quecholac, Puebla, se llamaba Paulino Martínez Silva. Dicen sus familiares que era un campesino y que ese día se dirigía a una fiesta. Lo que no explican es cómo hizo ese campesino para tener una camioneta BMW, por qué traía chaleco antibalas y por qué no obedeció la orden de detenerse marcada por los militares.

“Paulino Martínez Silva era en realidad El Pavis o El Pavín, primo y lugarteniente de Antonio Martínez Fuentes, El Toñín, uno de los principales líderes de las bandas de robo de combustible de la zona.

“En uno de los videos difundidos el pasado miércoles se aprecia el momento en que un militar le da el tiro de gracia a El Pavis, quien ya estaba sometido y desarmado. Y aunque se trataba de un peligroso delincuente que no tuvo empacho en desafiar a las Fuerzas Armadas, los excesos cometidos por un soldado, el sensacionalismo de algunos medios de comunicación y la mezquindad de algunos políticos, terminaron por convertir al peligroso huachicolero en víctima.

“Lo que nadie dice es que los militares que acudieron al operativo del Día del Albañil sí son víctimas, por varias razones. Cuatro militares perdieron la vida, al menos uno de ellos por la espalda, a manos de uno de los campesinos que viajaban en vehículos blindados. Los militares no tendrían por qué estar ahí en Palmarito cumpliendo labores de policías, como tampoco deberían estar en otras regiones del país haciendo lo mismo. Pero estaban ahí porque las autoridades civiles han solapado y en algunos casos se han coludido con las bandas de robo de combustible que controlan la vida en los municipios de Puebla que componen el llamado Triángulo Rojo.

“El anterior gobernador, Rafael Moreno Valle, solapó el crecimiento de esta actividad ilícita en la región. Su sucesor, Antonio Gali, poco o nada ha hecho para enfrentar la situación. Varios de los presidentes municipales de la región están involucrados en el negocio de la ordeña de los ductos de Pemex. Por eso estaba el Ejército el pasado 3 de mayo en Palmarito y por eso ha estado ahí en otras ocasiones, durante las cuales ha sufrido agresiones.

“La ejecución sumaria de El Pavis es condenable, pues no es ésa la forma en que deben actuar las corporaciones de seguridad del Estado. El responsable tendrá que ser juzgado y sancionado como lo establece el marco jurídico.

“No se sabe aún si recibió órdenes de algún superior. Posiblemente lo hizo a motu propio, enojado, dolido, por la forma en que minutos antes un compañero de armas había sido asesinado por la espalda cuando los militares ya iban en retirada, como se aprecia en uno de los videos. El soldado ejecutor quizá pensó que al matar a El Pavis vengaba a su compañero y hacía justicia. El responsable enfrentará un doble juicio: en el fuero civil y en el militar. Será acusado de asesinato, perderá sus haberes y su grado, y pasará muchos años en la cárcel. ¿Es justo?

“Por cierto, la delincuencia ya tiene defensor de oficio. Por enésima vez, el eterno aspirante a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, se puso de lado de los delincuentes, esta vez, de los huachicoleros. Con su discurso demagogo de siempre, López Obrador pidió que termine ‘la violencia contra la ciudadanía’, en alusión al operativo de Palmarito.

Habrá que esperar el resultado de las investigaciones para deslindar las respectivas responsabilidades, en efecto, así es, pero lo que no requiere mayor tiempo para practicar un análisis son las declaraciones de López Obrador de nueva cuenta en contra de nuestras Fuerzas Armadas: “Que no se siga utilizando al Ejército para reprimir al pueblo. No es humano enfrentar al pueblo con el pueblo. Los soldados son pueblo uniformado y se les ha dado la orden de aniquilar a sus propios hermanos” (11 de mayo). “Le han dado la orden (Calderón y Peña Nieto) de llevar a cabo acciones que le quiten la vida a seres humanos”. (23 de marzo). “En 2018 lo único que no se va a hacer es utilizar al Ejército para masacrar al pueblo, no se va a utilizar al Ejército para reprimir a los mexicanos” (marzo 19).

Sólo el ya famoso, por cierto, muy famoso “loco del Macuspana” puede aseverar que se utiliza el Ejército para reprimir al pueblo y que a los soldados se les ha dado la orden de masacrar a sus propios hermanos. ¿De verdad creerá AMLO, el máximo representante del populismo mexicano de todos los tiempos, que Calderón o Peña ordenaron llevar a cabo acciones para quitarle la vida a seres humanos, o sea, el Presidente le ha ordenado al general Cienfuegos, salga a la calle y masacre a nuestros hermanos? ¿Sí…? ¿Quién iba a girar una instrucción de semejante naturaleza? ¿Hasta dónde puede llegar la mezquindad política alimentada por una ambición desbridada?

¿Es un humilde campesino quien conduce una camioneta blindada BMW, usa chaleco antibalas, ostenta armas del alto poder reservadas para uso exclusivo del Ejército, se niega a obedecer las órdenes de los militares, dispara por la espalda y mata a un soldado? ¿Ese es el pueblo al que se refiere AMLO? ¿Un pobre campesino tripula un vehículo blindado en esas condiciones? Vamos, López, vamos: la mala fe se localiza en cada uno de sus ataques originados en la ira y en el fanatismo. ¿De dónde sacará López Obrador que desde 2006 a la fecha hay documentadas 100 masacres, las cuales se distinguen por no dejar heridos y darles el tiro de gracia…? ¿100 masacres? ¿Por qué crear tanta confusión y odio? Es por todos sabido que detrás de cada populista hay un gran embustero, pero López Obrador llega a extremos inadmisibles, sobre todo cuando, por otro lado, publica en su cuenta de Twitter: “En vez de acabar con la corrupción y combatir la pobreza mandan a mil soldados a Irapuato para enfrentar a los que roban trenes por necesidad”. Es evidente que el temerario candidato a la Presidencia de la República confunde a un indigente con un mafioso, a un humilde campesino que monta una mula, con un hampón fuertemente armado que se transporta en automóviles blindados de lujo. ¿No le darán vergüenza estas declaraciones infundadas? Alguien tendrá que explicarle en qué consiste el excluyente de responsabilidad en el caso del robo famélico. ¿Realmente comete el robo famélico, quien asalta trenes o roba combustibles o el que hurta un triste bolillo? ¿No hay diferencias? AMLO tampoco entiende que no entiende, pero sí divide, confunde, desconcierta e induce al error en busca de votos a cualquier precio, sin importarle el naufragio de las instituciones y de la República.

¿Culpables? Dentro de todo este pavoroso contexto de acusaciones fanáticas infundadas debe subrayarse la inexplicable tardanza del Presidente de la República y del ex gobernador Moreno Valle en haber atacado frontalmente este asunto delicado, cuyo desbordamiento a todos nos atañe y preocupa, además de exhibirnos como salvajes en el mundo entero. En otro orden de ideas el “H” Congreso de la Unión no ha legislado, a la fecha, lo relativo a un marco jurídico que efectivamente respalde las acciones del Ejército o de una Policía Federal que facilite el regreso de nuestros soldados a sus cuarteles. ¡Ah!, y la CNDH, más ocupada en la defensa de los delincuentes que de las víctimas…

En este coctelito diabólico los únicos perdedores son la nación y nuestras Fuerzas Armadas. Del presente caos, producto de la indolencia, de la mala fe y de la ineficiencia, México vuelve a ser el gran derrotado…

fmartinmoreno@yahoo.com

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