En plena crisis de narcobloqueos y narcofunerales, Miguel Ángel Mancera insistió en que no hay cárteles en la Ciudad de México.

Pero, eso sí, se lanzó con todo.

¿Contra el crimen? No, a favor de su candidatura.

—¿Con todo a la Presidencia? Preguntó el periodista Carlos Loret.

—“Con todo, vamos”, respondió.

Él, en lo suyo.

Desde que llegó a la Jefatura de Gobierno, se comporta más como aspirante que como mandatario.

Al inicio de su gestión, en un evento de concesionarios de televisión, Peña Nieto lucía sonriente. Recibía el saludo lleno de esperanza de los ahí reunidos. Cinco pasos atrás, el doctor Miguel caminaba discreto. Sin hacer olas. Sin quitar reflectores al Presidente del Mexican Moment.

“Pasamos del peje al paje”, me comentaron.

Por un instante consideré que ese bajo perfil permitiría a Mancera concentrarse en su nueva encomienda. No fue así.

El más reciente reporte del Observatorio Ciudad de México indica que la capital ocupa el segundo lugar en robo a transeúnte, el tercero en robo a negocio y el cuarto en robo con violencia en la azorada República mexicana. Se incrementaron seis de los diez delitos de alto impacto.

No es de extrañar este deterioro. Coincide con el aumento de cárteles en la CDMX. Diez organizaciones criminales (que también operan en Edomex) tienen presencia en las 16 delegaciones, de acuerdo con la investigación de Víctor Manuel Sánchez Valdés y Causa en Común. Entre otras, la Familia Michoacana se localiza en seis demarcaciones. El Cártel Jalisco Nueva Generación, el de mayor crecimiento en este sexenio, en cinco. La Unión Tepito, aliado con el mismo CJNG, en nueve. Guerreros Unidos, en ocho. El Cártel de Tláhuac, componente de la estructura de los Beltrán Leyva, en seis.

Una de las características es la fragmentación de las organizaciones en bandas beligerantes. Muchas de ellas conviven en la misma zona.

Es decir, para acabar de una vez con el falso debate y los pretextos semánticos: hay cárteles y bandas de cárteles en toda la Ciudad de México.

Pero Mancera pasó de la negación a echarle la culpa al nuevo Sistema de Justicia Penal. Mientras que Hiram, su secretario de Seguridad Pública, declaró hace tiempo que el incremento de la violencia se debe ¡a los videojuegos!

Urge que Mancera se vaya a buscar la silla grande o lo que guste. Y que ocupe su lugar alguien dispuesto a ser jefe o jefa de Gobierno.

RAZONES Y PASIONES: A todo ello, ¿qué tiene que decir Andrés Manuel López Obrador de lo que sucede en Tláhuac, gobernada por su partido? Más importante aún, ¿qué debe hacer?

Si los candidatos de Morena rumbo a 2018 resultan ser como el delegado Rigoberto Salgado, al rato estarán nombrando ciudades hermanas a la Ciudad de México y Mordor.

@elisaalanis
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