Mala tarde para la vida democrática de la ciudad de México.

La violencia llegó al proceso electoral. Y llegó de la peor manera. Entre los propios contendientes.

Todavía ayer se reportaba al candidato del PRI-PVEM a diputado en Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, en terapia media. Esto luego de ser agredido por un grupo de brigadistas y/o militantes que quitaba propaganda. Por su parte, Luis Cházaro, el candidato del PRD a delegado, reportó 11 heridos en el enfrentamiento.

Ambos bandos se echan la culpa.

En este proceso electoral hemos visto y escuchado de todo a lo largo y ancho del territorio nacional. Desde campañas chabacanas de candidatos que cantan y bailan covers, hasta quienes regañan a los malagradecidos ciudadanos por no ir a los actos de sus generosos funcionarios.

Muestra el nivel de los contendientes y servidores públicos, lo cual no es cosa menor, pero es parte de la vida de cualquier democracia en el mundo. Entraría dentro del juego limpio, digamos.

Lo que es terrible, preocupante y doloroso, es la violación de la ley, la violencia, las amenazas, el crimen.

Eso también ha estado presente en esta contienda. Y la capital del país, en donde se elegirán diputados locales, federales y jefes delegacionales, no ha sido la excepción.

El consejero presidente del Instituto Electoral del Distrito Federal, Mario Velázquez, en entrevista con EL UNIVERSAL TV nos dijo que no hay violencia generalizada en el proceso, que está focalizada. Mientras esto opina Velázquez, el PRI y el Partido Verde analizan la posibilidad de suspender temporalmente campañas en Cuajimalpa, Coyoacán, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco, pues hay “escenarios de violencia que se están generalizando en la ciudad de México”. Al momento de escribir estas líneas, aún no ofrecen un pronunciamiento oficial al respecto.

La violencia como instrumento de partidos y candidatos habla de la descomposición en materia de seguridad que inunda todos los espacios.

Se espera que hoy las fuerzas políticas del DF firmen un “pacto de civilidad”.

Qué tal, mejor, la aplicación de la ley y no impunidad.

En las imágenes del enfrentamiento en Cuajimalpa los militantes agredían con palos mientras se escuchaban detonaciones y a uno de ellos gritar: “Páralo al hijo de su puta madre… cámara… a chingar a su madre… órale… cámara putos…”

Ahí está el uso de nuestros recursos.

Pero también ahí están los videos para deslindar responsabilidades.

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