Chivas están en semifinales al vencer 1-0 al Atlas con anotación de Orbelín Pineda a los 45 minutos y avanzaron por su mejor ubicación en la tabla, tras igualar a un tanto en el marcador global. Lograron su primer triunfo en Liguilla en la era de Matías Almeyda, para superar por primera vez los cuartos de final en ese periodo.

El Guadalajara fue muy superior al Atlas, desde el primer minuto del partido generó las mejores oportunidades, ahora sí fue claro al ataque, a diferencia del encuentro de ida en el estadio Jalisco, tuvo variedad en sus ofensivas pero careció de puntería.

El marcador no refleja la diferencia que existió por el mejor funcionamiento del Rebaño, más consistente, sólido y seguro, con mayor calidad y por momentos brillante y espectacular. Mientras las Chivas salieron con la intención de anotar goles para superar el resultado adverso del jueves pasado, por necesidad y convicción de su entrenador, los atlistas fueron especulativos, demasiado calculadores, sin convicción de ataque y necedad de su director técnico José Guadalupe Cruz de “jugar con el score”.

Sorprendió no ver como titular al argentino Matías “Chavo” Alustiza, el jugador más desequilibrante de su equipo, quien entró de relevo ya con desventaja en el marcador.

Evidentemente, la “estrategia”de aguantar, esperar y jugar al contragolpe no le funcionó y, al final, le cobró factura muy cara esa actitud, con la eliminación. Los rojiblancos no cambiaron su forma de jugar, sólo ajustaron y puntualizaron en algunos movimientos defensivos, pero sin traicionar su estilo. Los Rojinegros cambiaron radicalmente su fisonomía y decepcionaron por hacer de la especulación su “modus operandi” futbolístico. El ingreso de Miguel Ponce a los 77 minutos marcó la estrategia del equipo rojiblanco, en los minutos finales del partido.

Matías Almeyda decidió replegar a su equipo, cederle la iniciativa al rival pero sin renunciar al ataque. Buscó en la posesión del esférico y en la velocidad de sus contraataques llegar a la portería de Miguel Fraga sin dejar de ser peligroso. El Atlas entonces modificó su postura y decidió atacar, dio sensación de peligro, fabricó algunas oportunidades, más por su ímpetu que por la claridad de su juego, pero fue demasiado tarde. Las Chivas le dieron una lección de cómo manejar la estrategia, sin perder su sello de juego.

Las Chivas ilusionan y avanzaron por el simple hecho de no traicionar su estilo.

ecamarenar@tdnsports.com

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