Los dueños del balón, esas mentecillas brillantes que dirigen los destinos del balompié mexicano, asesorados tal vez por satanás, le dieron una puñalada trapera a los jóvenes nacidos entre los límites geográficos de los ríos: Bravo, Suchiate y Usumacinta que sueñan con, ya de grandes, llegar a ser futbolistas profesionales. De pasadita, también comprometieron el futuro del “equipo de todos” con la feliz ocurrencia de promulgar la regla 10-8.

Ahora cada equipo podrá registrar 10 foráneos (extranjeros o naturalizados) y no habrá restricciones para que todos ellos puedan alinear al mismo tiempo, de modo que en una de esas, solamente jugará un mexicano de titular y los otros siete compatriotas estarán calentando el ocote.

Es entonces cuando se antoja formular varias preguntas ¿Por qué solamente 10 extranjeros? Digo, ya entrados en gastos, pues de una vez que no haya límite. Seguramente muchos vendrán a aportar y otros solamente llegarán a cambiar espejitos por oro, pero lo verdaderamente importante será “que hablen cantadito”, “que no pronuncien todas las vocales”, si unos son de raza negra, mucho mejor, digo, para darle caché al asunto. Y si por suerte juegan bien al futbol, ya será ganancia. Si no juegan tan bien, después de diez meses de “adaptación”, dos o tres transferencias millonarias entre varios equipos, siempre queda la opción de abrir un restaurante.

¿Para qué quieren las fuerzas básicas? Propongo que las desaparezcan. Resultará muy costosa la inversión para que a la larga solamente un futbolista autóctono sea titular. Y como bien lo mencionan ellos, “si el elemento nacional tiene talento, logrará abrirse camino contra viento y marea”.

¿Qué pasará con la Selección? No se preocupen estimados lectores, “que dentro de 8 años no habrá jugadores nacionales”, para eso están los naturalizados, que según dicen los que saben, tienen los mismos derechos que cualquier mexicano por nacimiento (exceptuando el de ser discriminados en su propia tierra y el de postularse para algunos puestos de elección popular, incluyendo la Presidencia de la República). Ahora sí, a soñar con el quinto partido mundialista.

¿Para las Selecciones menores? Pues que también lleven naturalizados, que caray; si no... ¡ahí están las Chivas!

Los que están de plácemes son los promotores, quienes coludidos con algunos dirigentes y técnicos, se despacharán con la cuchara grande importando piernas al “paraíso terrenal” y ahora… “tendrán que aprender a administrar la abundancia”. ¡Viva México! Aquí nos tocó vivir. Todo para los extranjeros; para los nuestros, para los paisanos... “frijol con gorgojo”.

ebrizio@hotmail.com

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