La CNTE se jugaba mucho al convocar a un “paro nacional” en estas circunstancias. Lo hacía sin mayores banderas, mermada financiera y políticamente y sin estar especialmente cohesionada. Si los líderes aplican el principio de realidad al sacar las cuentas de lo ocurrido el lunes, sabrán que atraviesan por uno de los más agudos momentos de debilidad en sus 36 años de existencia.

Si el objetivo del “paro nacional” era enseñar el músculo, el saldo es grave. En muy pocas escuelas de Chiapas y Guerrero se acató la orden de no dar clases. En Michoacán funcionaron 70 por ciento de los planteles, e incluso en Oaxaca una de cada tres escuelas le dio la espalda a la una vez omnipotente Sección 22.

Salvo por el bloqueo en la Autopista del Sol, las marchas fueron entre flácidas y famélicas. Hace dos años, la Policía Federal debió aplicar un operativo de alto riesgo para desalojar a los maestros del Zócalo del DF, desde donde, confiados, salían a bloquear Reforma, Periférico, el aeropuerto. Ayer, a duras penas juntaron un millar de almas en la capital.

Y si el objetivo era calar al nuevo secretario de Educación Pública, el resultado es todavía peor. Aurelio Nuño no se replegó un milímetro, redobló el discurso de “no a esas viejas prácticas de chantaje”.

Sereno, sintiéndose en control de la crisis, el gobierno ha terminado de afinar discurso y estrategia. Para sentarse a dialogar, los líderes de la CNTE deberán firmar tres condiciones, claudicantes: aceptar la reforma educativa, no volver a dejar sin clases a los niños y no volver a violar la ley en las protestas.

“Las reglas del juego cambiaron”, me dijo ayer Nuño. “La CNTE ya no espanta. Hoy tenemos una fortaleza que antes no se tenía. Cada vez hay más maestros hartos de que los presionen los líderes y más maestros abiertos a escuchar que no es cierto que la reforma educativa es en su contra y para castigarlos. Este es el momento de profundizar los cambios señalados por la reforma y no vamos a modificar la claridad que tenemos en su aplicación”.

Si a Nuño salieron a calar, con Nuño toparon. Para los maestros parece que ha llegado la hora de replantear la lucha, pues así no se ve por dónde podrán avanzar. Para el gobierno, para el secretario Nuño, parece abrirse una oportunidad para sentar en la mesa a quienes son también maestros de miles de niños y no tiene sentido ninguno humillar.

El gobierno ya mostró firmeza, estrategia, inteligencia. Es hora de la imaginación.

MENOS DE 140. ¿Quién llevó al baile de la Corte a Raúl Cervantes sólo para abandonarlo y dejar que lo bulearan así?

gomezleyvaciro@gmail.com

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