Tomo la nota de Silvia Chávez, publicada en La Jornada el 27 de febrero de 2002. “María de los Ángeles Tamez, regidora de extracción panista en Atizapán de Zaragoza, Estado de México, había concluido un día más de labores en la administración municipal. De regreso a su casa todavía pasó a una estética y se hizo pedicure”.

Continúa: “Al llegar a su domicilio y descender de su automóvil para abrir la cochera, al menos dos sujetos se le acercaron y dispararon a quemarropa en nueve ocasiones; seis balas hicieron impacto en su cuerpo, una de ellas en el rostro. Murió al instante. Para la Procuraduría de Justicia del Estado de México este crimen, ocurrido el 5 de septiembre de 2001, tendría su origen en actos de corrupción que la regidora descubrió en el gobierno municipal”.

El 25 de febrero de aquel 2002, medio año después del homicidio, fue detenido como presunto autor intelectual Daniel García Rodríguez. El 25 de septiembre de ese año cayó el presunto autor material, Reyes Alpízar. Es junio de 2016 y ambos siguen siendo presuntos responsables. Y ambos insisten que son inocentes. Ninguno de los dos ha sido sentenciado. ¿Qué clase de justicia es esta?

Desde el penal de Barrientos, Daniel García Rodríguez lleva la cuenta. Ayer eran 14 años, cuatro meses y cuatro días en prisión. ¡14 años, cuatro meses y cuatro días sin que un juez lo declare culpable! ¡14 años, cuatro meses y cuatros días de incertidumbre e infierno!

Humberto Padgett, periodista especializado en esta historia, me explica que no hay en México un caso de dilación de justicia como el de estos dos hombres. Y que lo más cercano en el mundo serían un juicio en Argentina y otro en Filipinas, aunque no cumplieron 10 años sin sentencia. Uno de los saldos del monstruoso episodio judicial es que el expediente es una locura de 50 tomos y 60 mil fojas. Y la cronología es un compendio de atrocidades. Por ejemplo, el primer recurso de amparo se interpuso en 2003. Por ejemplo, el auto de formal prisión se dictó hasta 2007.

Daniel García Rodríguez, quien tenía 37 años en 2002 y tiene 51 hoy, jura que conoció a Reyes Alpízar en las audiencias en Barrientos. “Lo dije al juez hace 14 años y no me cansaré de decirlo hasta el último día de mi vida: soy inocente”, me reconfirmó vía telefónica.

—14 años, cuatro meses y contando, Daniel.

—Tengo 14 años defendiéndome, llevando la estrategia de la defensa para acreditar cómo fabricaron la responsabilidad del homicidio. Y no cejaré.

¿Qué dicen de ésto los jueces mexicanos? ¿Los Consejos de la Judicatura? ¿Las barras de abogados? ¿La Procuraduría de Justicia del Estado de México? ¿El gobernador Eruviel Ávila? ¿Qué dicen los defensores de los derechos humanos y el debido proceso? ¿O los promotores del nuevo sistema penal? ¿Nada tienen que decir el presidente Peña Nieto o el ministro Luis María Aguilar?

14 años, cuatro meses y cuatro días sin sentencia. Inocentes o culpables, es una infamia. Una obscenidad.

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gomezleyvaciro@gmail.com

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