Ya sabemos más sobre el secuestro masivo del lunes pasado en Puerto Vallarta. Ayer, el Procurador General de Justicia del Estado de Jalisco, Eduardo Almaguer, informó que:

Seis personas fueron secuestradas por un comando de siete integrantes

Los plagiarios pertenecen supuestamente al Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG)

Una de las víctimas es Jesús Alfredo Guzmán, hijo de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo.

El incidente, sin embargo, sigue envuelto en el misterio. Van algunas dudas que me surgen de bote pronto:

El Cártel de Sinaloa lleva meses en disputa con el CJNG. El reciente ascenso de la violencia en el estado de Colima está presuntamente conectado con esa guerra. Igualmente, hay reportes de conflicto entre esas dos organizaciones en Tijuana. En esas circunstancias, ¿qué hacía Alfredo Guzmán (y tal vez su hermano Iván Archivaldo) en Puerto Vallarta, uno de los principales centros de operaciones del CJNG? ¿Obtuvo algún salvoconducto que luego no le respetaron? ¿O sólo se apersonó a la brava y pagó las consecuencias?

Según se sabe hasta ahora, no había un cinturón de seguridad en torno al restaurante. Nadie custodiaba los accesos, nadie hizo nada para tratar de prevenir el ingreso de los plagiarios a La Leche ¿Por qué? ¿Simple imprudencia de Alfredo? ¿Negligencia de su equipo de seguridad? ¿O alguien de su propia organización lo traicionó? Y de ser ese el caso, ¿hasta dónde llega la traición?

¿Por qué decidió el CJNG secuestrar a uno (y tal vez dos) hijos del Chapo? ¿Simplemente castigar la audacia de plantarse en Puerto Vallarta? Lo dudo. Los jefes del CJNG tienen que saber que un secuestro de esta magnitud significa una escalada mayúscula del conflicto con Sinaloa. Tiene que haber por tanto alguna lógica estratégica detrás del plagio ¿Cuál es? ¿Pretenden extraer algo a cambio de una posible liberación? ¿O simplemente buscaban golpear a Sinaloa dificultando el proceso sucesorio en ese grupo criminal?

En este golpe, ¿actuó sólo y por cuenta propia el CJNG? ¿O hay alguien más detrás de esto? Una posibilidad es la banda de los Beltrán Leyva, la cual recientemente incursionó en Badiraguato y atacó la casa de la madre de Joaquín Guzmán. Otra posibilidad, más peligrosa, es que el garrotazo haya venido también de dentro de Sinaloa, que alguna facción distinta a la del Chapo (¿la del Mayo Zambada?) haya decidido colaborar con los rivales ¿Con qué propósito? ¿Tal vez evitar que el Chapo alcance un arreglo con las autoridades estadounidenses y acabe delatando a sus socios y cómplices?

Por ahora, tengo más preguntas que respuestas. Pero sobre un tema, no hay duda: este es un hecho gravísimo. El Chapo Guzmán está preso, pero no está manco. Cuenta aún con amplísimas capacidades financieras, políticas y militares. No sabemos aún como va a responder, pero nadie debe dudar de que habrá alguna respuesta (más aún si uno o dos de sus hijos aparecen muertos en los próximos días). Esa respuesta puede ser horrible.

En otras cosas. Sigo insistiendo en un punto: es inconcebible que haya un secuestro masivo en el corazón de la zona turística de Puerto Vallarta y ninguna autoridad (municipal, estatal o federal) responda durante horas ¿Incompetencia o complicidad? ¿O las dos? No sé, pero habría que investigar.

alejandrohope@outlook.com

@ahope71

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