Hace prácticamente un año, el presidente de Estados Unidos reconoció la existencia de una crisis humanitaria interna. Barack Obama se refería al notorio incremento de niños migrantes centroamericanos que llegaban a territorio estadounidense. Apenas habían transcurrido ocho meses del año fiscal 2014 y su gobierno había detenido a 46 mil niños, niñas y adolescentes, principalmente originarios de Honduras, Guatemala y El Salvador. Mientras que en el año fiscal previo la cifra de arrestos había sido de 38 mil 759, el número de menores no acompañados llegó a 66 mil 127 en el año fiscal de 2014, un incremento de casi 50% respecto del año anterior. Además, hasta el 31 de agosto de 2014, la Patrulla Fronteriza había aprendido a 66 mil 142 familias, es decir, un incremento de 412% en comparación con las familias arrestadas en 2013.

Aunque luego quedó claro que la preocupación presidencial se originaba en el agotamiento del presupuesto destinado al resguardo y alimentación de los menores, la crisis humanitaria es causada por factores que provocan que cada vez salgan más menores de sus países de origen. Si bien algunos lo hacen en busca de la reunificación familiar (los padres pagan entre 2 mil 500 y 5 mil dólares a los traficantes) o por motivos económicos, hoy la mayoría lo hace por una necesidad más acuciante: huir de la violencia generalizada y de la hostilidad en sus propios barrios. Por ejemplo, en El Salvador sólo en mayo se registraron 635 homicidios, 20 por día, en un país de poco más de seis millones de habitantes. Los taxistas de San Salvador conocen los cambios de luces que deben darles a las banderas (vigilantes) de las pandillas que controlan la entrada en muchos barrios. Aunque se ha detenido a 12 mil pandilleros, su número se estima en 70 mil, los cuales asuelan gran parte del territorio salvadoreño. Por otra parte, según la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos, en Honduras la cifra de hombres, adolescentes y niños asesinados a manos del hampa ha crecido 292% desde 2005.

No deja de llamar la atención que, el primer aniversario de esta crisis humanitaria, coincida con un marcado incremento en el número de detenciones de menores migrantes a cargo de autoridades mexicanas. Según datos del INM, tan sólo en los primeros cinco meses de 2015, fueron detenidos a 11 mil 893 niños migrantes, un incremento de 49% respecto del mismo periodo del año anterior (cuando se detuvo a 8 mil), en tanto que en 2013 fueron 3 mil 496. En distintos foros se ha señalado que, desde hace un año México ha puesto en marcha controles migratorios sin precedentes contra indocumentados, justamente después de que Estados Unidos declaró la alerta por la llegada a su frontera de una ola de niños migrantes no acompañados. El Plan Frontera Sur, que incluye el despliegue de 5 mil agentes, ha alertado a varias organizaciones internacionales por un presunto endurecimiento del control fronterizo. El gobierno mexicano, que ha reivindicado los derechos de los connacionales en territorio estadounidense, no puede comprometerse a perseguir a los migrantes centroamericanos que huyen de la violencia interna. La crisis humanitaria en Centroamérica, que tanto sufrimiento ha causado en su población, especialmente en niñas, niños y adolescentes, debe ser atendida de manera conjunta entre los gobiernos de los países centroamericanos, así como de los de México y Estados Unidos.

Secretario general de la Cámara de Diputados y especialista en derechos humanos.

@mfarahg

Google News

Noticias según tus intereses