Hace 10 años ya que no tenemos Bienal de Fotoperiodismo en México, tiempo en el que no se ha reorganizado nada estable, nada firme ni duradero en el mundillo de los fotoperiodistas mexicanos.

En marzo de 2005 revelamos la mentira sobre el trabajo Mexicaltzingo de Jorge López Viera (alias “Giorgio Viera”), el cual contenía varias imágenes con “enormes similitudes” al reportaje de Chien-Chi Chang, fotógrafo de la agencia Magnum.

En aquel entonces, a partir de unas líneas que escribí en mi blog y que después se difundió en Proceso, empezó a caer la mentira de este “creativo” de la lente. Ustedes ya conocen la historia y no quiero aburrirlos con lo que ya se dijo en aquellos años.

Pero ¿qué creen? Siempre hay novedades y no hay crimen perfecto ni mentira que se sostenga por siempre. Aunque un pequeño grupo afín al Centro de la Imagen insiste una y otra vez en reivindicar al Sr. Viera, al Sr. Villaseñor y a las integrantes de aquel jurado que terminó por sepultar la Bienal, nada ha cambiado la historia.

Hace poco, una fuente de mi absoluta confianza me relató y confirmó el dato de que esa foto titulada Alma en la Azotea y que usted puede ver en esta columna, no sólo fue inspirada y plagiada por Viera como lo documentamos en 2005, sino que esa foto fue el resultado de una tarea del Seminario de fotografía impartido en Salamanca, durante FotoGuanajuato, bajo la tutela de Laura Barrón y del querido Gerardo Montiel Klint.

Resulta que en 2003 se llevó a cabo dicho taller en las instalaciones del Centro de las Artes en Salamanca, al que se inscribió el multicitado Sr. Viera y como parte del proceso de aprendizaje fue el propio Montiel Klint quien ahí les pidió a sus alumnos “recrear” una foto de algún autor famoso o conocido, como mero ejercicio escolar.

Fue entonces cuando el propio Giorgio se “inspiró” en el trabajo de Chien-Chi Chang, quien recién había ganado el World Press en 1999. Así que convenció a su vecina y amiga Alma a subir a la azotea para copiar la foto del fotógrafo de Magnum. Incluso me cuentan que uno de sus compañeros de clase, el destacado fotoperiodista Rafa del Río, fue quien personalmente le enseñó o regaló un libro de aquel autor en aquellos meses.

Ahora bien, su carta del 9 de junio de 2005, donde renuncia al espurio premio que le iba a dar la Bienal y que en los hechos nunca recibió, dice textual: “No es un plagio y mantengo que el proyecto es de mi total autoría y creación, eso no es discutible”. Pues mintió, porque si es discutible y no fue de su “total autoría”.

No sólo copió una vez, porque resulta que en las primeras versiones de su “ejercicio de apropiación”, además fue malo. El propio Klint le hizo repetir la foto más de una vez hasta que quedara correcta, lo que nunca imaginó Gerardo es que este cubano fuera a mandar su foto a World Press Photo y mucho menos que ganara un premio con ella, finalmente fue en México en donde la indignación colectiva del gremio le paró la farsa.

El señor Viera además se equivocó en su última frase de aquella carta que redactó a las carreras cerca de la Ciudadela; cito lo que al final dice: “Ojalá que el estímulo económico de mi premio sirva para preservar un certamen tan importante y valioso como lo es la Bienal de Fotoperiodismo”, pues no, de nada sirvió su sugerencia. Más bien todo lo contrario, su engaño acabó con la Bienal, junto con su credibilidad y manchó para siempre su nombre en la historia del fotoperiodismo mexicano. Ni modo.

@MxUlysses

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