Esta es una historia verídica y reciente. Lo llamaré Pedro. Tiene casi 40 años de trabajar sin descanso. Se le conoce por su afabilidad y disponibilidad para apoyar a quien lo necesite cuando sea necesario. Con constancia y disciplina logró construir un modesto patrimonio y tener una familia unida.

Hace 40 días recibí la noticia. Su hijo había sido secuestrado en Ecatepec. No habían acabado de pisar la agencia del ministerio público cuando recibieron la primera llamada de la banda que lo tenía cautivo: debían alejarse de la policía o no lo verían vivo de nuevo. Empezó entonces una larga agonía, llamadas con insultos y amenazas de mutilaciones si no entregaban ¡varios millones de pesos! Con un esfuerzo que resultará ruinoso entregaron una cantidad mucho más modesta. Silencio de los secuestradores. Y luego de nuevo llamadas y exigencias.

En un momento crítico su hijo fue rescatado en un operativo discreto y eficaz por el grupo antisecuestros de la PGR. Mucho más que eso. Durante todos los días y noches que duró esta odisea agentes especializados acompañaron y asesoraron a la familia en la negociación. Un trabajo impecable de investigación permitió identificar a la banda, consignar a la mayor parte de sus integrantes y pasar la prueba del sistema acusatorio. Este grupo de élite, aunque con salarios comunes, acumula casos de éxito prácticamente desconocidos y muestra que sí podemos tener ministerios públicos capaces de investigar y profundamente comprometidos con su tarea. Héroes anónimos que ojalá algún día sepamos reconocer.

Esta historia, y muchas otras con finales menos felices, son la razón por las que el CIDE, el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y el Inacipe lanzamos la convocatoria para construir el modelo de procuración de justicia que requiere el país. Parece un contrasentido que en medio de una de las mayores crisis de seguridad hayamos pensado en lanzar un nuevo ejercicio de consulta. Pero es justamente a partir del reconocimiento que carecemos de un modelo de procuración de justicia que tenemos que regresar a plantear las preguntas básicas que permitan a todos los actores comprender la complejidad del problema, convenir que no existen soluciones fáciles ni de corto plazo, y que cualquiera que sea el horizonte político en 2018, necesitamos con urgencia un espacio de diálogo que permita entender qué requerimos hacer para contar con las Procuradurías y los ministerios públicos sólidos de los que hoy carecemos. De otro modo, la crisis sólo se profundizará.

La consulta adopta el método propuesto por la ENCCIVICA del INE: información, diálogo, responsabilidad y exigencia. Es un ejercicio plural, a muchas voces, a veces contrapuestas o disonantes, que quiere construir ciudadanos exigentes que mediante el diálogo enriquezcan su visión del problema de la procuración de justicia. Por otro lado, quiere poner en manos de los tomadores de decisión la pluralidad de visiones, los consensos, pero también los disensos, y los cursos de acción posibles, para que asuman su responsabilidad y dejen de culparse unos a otros para adoptar un modelo que permita homologar prácticas, procesos y sistemas de información que garanticen a todas las personas de este país condiciones de seguridad básica. Se busca también entender cuál es el significado y contenido de la autonomía de las fiscalías en todo el país para orientar su profesionalización más allá de las visiones partidarias de corto plazo.

A contracorriente sin duda, pero con la convicción que no podemos claudicar en la lucha por tener una justicia de calidad. Lo invito, amable lector, a visitar la página www.contruyamosjusticia.mx y quizá a acompañarnos en alguna de las sesiones. Todos están invitados.

Director del CIDE

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