Una de las condiciones más importantes para que ocurra el proceso de especiación, que es la separación de una sola especie en dos o más especies distintas, es que exista aislamiento reproductivo. Antes de que aparecieran los términos de aislamiento reproductivo, los naturalistas interesados en el asunto se referían en general a la adquisición de esterilidad. Chales Darwin (1809-1882), Alfred Russel Wallace (1823-1913) y Mortiz Wagner (1813-1887) no diferenciaban entre el aislamiento geográfico o ecológico, que provoca por separación la ausencia de reproducción, y los mecanismos intrínsecos que producen el aislamiento reproductivo, como serían por ejemplo, las diferencias en el comportamiento sexual. La clave de la especiación para esos autores era la esterilidad, pero la esterilidad de los híbridos es sólo uno de los diversos mecanismos por el que dos especies no pueden reproducirse.

Es por ello que hoy utilizamos el término “mecanismos de aislamiento reproductivo”, separando los fenómenos de aislamiento geográfico y aislamiento reproductivo. Desde esta perspectiva, el término se refiere a las propiedades de las poblaciones de especies que sirven para salvaguardar la separación para la reproducción, es decir, que impiden que se crucen poblaciones que habitan en el mismo sitio geográfico. Los más estudiados entre estos mecanismos son: aislamiento por ocupación de hábitat distinto; aislamiento estacional o temporal (maduración sexual desfasada); aislamiento mecánico (falta de correspondencia estructural entre órganos genitales); aislamiento por tener diferentes medios de polinización, y aislamientos etológicos (cuando los comportamientos sexuales variantes no permiten el cruzamiento). Todos estos mecanismos evitan la cópula, sin embargo existen otros mecanismos que reducen el éxito de los cruzamientos entre especies, aún cuando la cópula se lleve a cabo, como son la mortalidad gamética, la mortalidad cigótica, la inviabilidad del híbrido y la esterilidad del híbrido. Es posible, por ejemplo, el cruce entre una yegua y un asno, pero el híbrido que resulta de ella (la mula) es estéril; por otro lado, un gato doméstico y un león no pueden reproducirse, por la diferencia en sus tamaños, aunque ambos son felinos.

Por supuesto, la interpretación de los fenómenos depende del modelo científico con el que se trabaje. De acuerdo con el neodarwinismo clásico, la especiación es un paso más de la variación geográfica, y el aislamiento reproductivo aparece como resultado accidental de las diferencias en adaptación a distintos ambientes; visto así, es el punto final de la especiación. Sin embargo, desde otras perspectivas, el proceso puede ser inverso en ciertas circunstancias; entonces, el aislamiento reproductivo inicia el proceso de especiación al presentarse en una población modificaciones genéticas cromosómicas que impiden el cruzamiento con poblaciones cercanas. Estudios recientes muestran que hay una gama de patrones de adquisición de mecanismos de aislamiento, que puede ir desde la aparición instantánea (por poliploidía, por ejemplo) hasta la gradualidad estricta.

Actualmente puede notarse un cambio de terreno, no sólo en las controversias, sino en general en las investigaciones sobre especiación. La antigua polémica en términos geográficos va siendo dejada de lado por el análisis de los acontecimientos que ocurren a nivel genético durante la especiación. El interés está puesto ahora en llegar a dilucidar de qué manera los mecanismos genéticos que permiten el flujo de información entre las poblaciones —lo que hace posible que éstas mantengan un acervo genético común— pueden ser bloqueados y llegar a impedir el paso de esa información, permitiendo la formación de dos especies genéticamente aisladas.

Directora de la Facultad de Ciencias de la UNAM

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