Es una total vergüenza lo que está sucediendo en el tema del saqueo de las delegaciones que forman parte del Distrito Federal. Es increíble que los funcionarios públicos aún no entiendan cuáles son sus obligaciones. Que los tres años de su gestión los utilicen para robar a destajo. Que su prioridad sea la lucha política y no cumplir con todas aquellas propuestas que durante la campaña prometieron.

Pareciera que una vez que están en el poder se vuelven amnésicos, no solamente del que es su deber como representantes de los ciudadanos sino incluso de los valores que se supone tienen como seres humanos.

La mayoría de los políticos aplican muy bien el dicho de “el que no tranza no avanza” y eso es algo que todo mundo sabe. La Contraloría General del Distrito Federal no puede esperar a recibir denuncias, debe estar supervisando constantemente lo que sucede con los recursos del pueblo porque lamentablemente este tipo de acciones se han convertido en una constante y en el común denominador de los funcionarios públicos.

Ahora, los anteriores gobernantes ya se fueron, en la mayoría de las delegaciones dejaron un desastre, y ¿ahora qué, quién va a asumir esa responsabilidad? Se hará una investigación, se comprobará que hubo saqueos, robo de millones de pesos y ahí quedará todo como ha sucedido a lo largo de la historia de nuestro país.

El escándalo de la Línea 12 de Metro fue enorme, hubo culpables, los usuarios de ese servicio siguen sufriendo las decisiones erróneas o intencionales que tomó el Jefe de Gobierno del sexenio anterior. ¿Qué ha pasado hasta ahora? Nada, absolutamente, nada. ¿Quién está en la cárcel por los recursos mal utilizados? Nuestra memoria es muy corta, este y otros miles de delitos que se comenten en nuestro país por parte de los funcionarios públicos simplemente quedarán en el expediente.

Recuerdo los años 60 en donde todavía teníamos ilusión de que las cosas cambiarían poco a poco a favor de los ciudadanos, una época en la que a pesar de tener problemas vivíamos en una ciudad en donde los niños podía salir a jugar sin miedo a ser secuestrados, en donde las familias podía adquirir una casa sin quedar endeudados durante el resto de sus vidas, en donde la gente se observaba feliz a pesar de las carencias.

Ahora estamos en el abismo, sin rumbo, las esperanzas ya se han perdido en su totalidad, el elegir por quién votar es casi una misión imposible, ya nos conformamos con que el que venga no sea peor que el que estaba. El 1 de octubre inició el nuevo periodo y los nuevos delegados se han ocupado más por descalificar al partido que dejó la administración que en ponerse a trabajar a la par que se hacen las denuncias y dejar que las autoridades indicadas se hagan cargo.

El Distrito Federal está plagado de obras e instalaciones mal hechas, que la mayoría de las veces no tienen una justificación clara, que solamente son el método más efectivo para poder robar. Que si no se terminan en los tres años de gestión de quien las inició simplemente se convierten en elefantes blancos porque el que llega nuevo quiere empezar de cero y generar su mina de oro personal.

Hasta cuándo estos personajes van a seguir desfalcando a nuestro país, a nuestra ciudad, porque además de que no recibirán un castigo le aseguro que unos años, o quizás meses los veremos en otros puestos políticos e incluso hasta postulándose para buscar la presidencia de nuestro país y así seguir enriqueciéndose a costa de todos nosotros.

El castigo debe ser ejemplar para aquellos que abusaron del poder, la Contraloría General del Distrito Federal y a la Fiscalía Especializada para Servidores Públicos de la Procuraduría General de Justicia del DF deben intervenir con mano dura para que este hábito de los funcionarios públicos empiece a erradicarse de verdad.

Profesor.

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