La democracia se consolida cuando la sociedad defiende sus libertades. La mayor riqueza de una sociedad libre es su diversidad, su variedad de formas de pensar y de actuar en convivencia armónica, y de manera importante su pluralidad política. Dice el viejo adagio “vox populi vox Dei”, “la voz del pueblo es la voz de Dios”. Pero no es aceptable que en un país libre algún individuo se considere con las credenciales exclusivas para hablar en nombre de la sociedad en general. Las libertades peligran cuando un demagogo le limita al pueblo sus opciones, un populista le hace creer que él es la única opción y un autócrata le impone su decisión. Por otra parte, la demanda que hacen candidatos y partidos de encuestas dista mucho de ser la representación de una sola opinión, es más bien una síntesis jerárquica de las diversas posiciones sobre temas específicos, en donde todos los asuntos son relevantes.

La conducción de las corrientes de opinión pública con el fin de obtener una ventaja política es una práctica común; lo que no es ético es la inclusión de desinformación, mentiras a medias e insinuaciones de delitos o comportamientos inmorales infundados para presionar la decisión de una masa social amorfa y sumisa. En este tenor, las tareas de las organizaciones políticas extremistas están lejos de ser veraces y confiables. Es así que Ortega y Gasset explica: “Este hombre-masa es el hombre previamente vaciado de su propia historia, sin entrañas de pasado y, por lo mismo, dócil a todas las disciplinas llamadas “internacionales” y esa visión retoma actualidad cuando asevera que: ‘Es muy difícil salvar una civilización cuando le ha llegado la hora de caer bajo el poder de los demagogos. Los demagogos han sido los grandes estranguladores de civilizaciones’”.

A lo largo de los últimos meses vemos con preocupación que las decisiones electorales de Estados Unidos estuvieron plagadas de aseveraciones engañosas; algunas de ellas promovieron la exacerbación de un estereotipo negativo de nuestro país. De la misma manera en la Gran Bretaña, el referéndum del Brexit sorprendió a los votantes, pues no se les informó con veracidad de las graves consecuencias económicas y sociales de esta decisión. En Colombia un referéndum rechazó las negociaciones secretas entre las FARC y el gobierno colombiano en territorio cubano, al conocerse las peticiones de amnistía y omitir las grandes sumas de dinero con las que esa organización clandestina ha lucrado por décadas. De la misma manera el gobierno venezolano dice ser la única voz autorizada para expresar la opinión del pueblo, menospreciando la creciente disidencia y recurriendo a argucia cuasi jurídica para reformar su Constitución a modo de los intereses de perpetuidad en el poder. No deja de sorprender que el apoyo a la retórica amenazante de la candidata Marine Le Pen colocara a la democracia francesa y al resto de Europa al borde de una grave crisis política y social.

Más que someterse a la interpretación de una sola idea en una sola voz, la sociedad mexicana requiere confrontar la diversidad de pensamiento y de soluciones que tiene nuestro país para salir adelante. La honestidad en el hacer proviene de la honestidad en el pensar y en el decir. Empecemos por decirle a las cosas por su nombre, simplificar el léxico político y defender a toda costa el valor de la verdad. Del debate abierto, crítico y responsable de los retos del país deberán surgir los consensos y las prioridades para transitar hacia una etapa de mayor evolución política, ética pública, consolidación democrática y progreso económico. Recordemos que la democracia siempre es más ruidosa que la tiranía.

Rúbrica.

Entre el día de las madres y del maestro; dos fundamentos imprescindibles en el progreso social que tienen la noble e ineludible tarea de formar con valores y transmitir con conocimientos.

Político, escritor y periodista.
@AlemanVelascoM
articulo@alemanvelasco.org

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