El 6 de julio, casi tres décadas de la elección de 1988, Felipe Calderón acusó vía Twitter: “Otra purificación Morena: Barttlet suspendía el conteo de votos en el que ganaba Cárdenas. Hoy santo varón del peje”; ataque directo a mí e indirecto a quien Calderón robó la Presidencia en 2006, López Obrador. Respondí: “Felipe Calderon hipócrita; él, Salinas y Fernández de Cevallos quemaron los paquetes electorales del 88. Defraudadores”. Al respecto, el diario Reforma me entrevistó una hora (http://bit.ly/2tJtMPG) y publicó nota titulada: Bartlett acusa fraude con cifras. Salinas no ganó la elección de 1988, lo que no afirmé, aclarado por Reforma el día siguiente. Generó inmediata reacción, interés de medios de comunicación, ataques de “interesados” y campaña orquestada de bots. Todos defensores de “la caída del sistema”, eslogan infundado, pero útil cada vez que conviene a grupos adversos, simplificación perversa, eslogan determinante indeterminado del proceso electoral de 1988, que habrá que revisar.

El eslogan “la caída del sistema”, se origina en frase de Diego Fernández de Cevallos el día de la elección de 1988, integrante de la Comisión Federal Electoral, a las 18 horas dijo: “se nos informa en el Comité Técnico de Vigilancia del Registro Nacional de Electores, que se calló la computadora,… no del verbo caer sino del verbo callar”. Se refería a la suspensión temporal del flujo de información del “sistema interno” de Gobernación que, a petición de los partidos, se aceptó compartirles telefónicamente a sus oficinas, problema resuelto al llevar a los comisionados al salón donde secretarias recibían la información desde los comités distritales. Hecho distorsionado para inventar que se detuvo la información de todo el cómputo legal para manipular resultados, “suspensión” ajena al “conteo” de los votos y la “información preliminar” de resultados, que conforme al Código Federal Electoral de 1987 operó sin ninguna suspensión.

En los 300 comités distritales, conforme llegaba cada paquete, se leían los resultados de su “acta de computación” y se anotaban en sábanas públicas, hasta concentrar todos los paquetes electorales y, al tercer día, iniciar los cómputos distritales. La llamada “caída del sistema” no fue tema, el conflicto se detonó por la declaración del triunfo de Salinas, sin cifras, en la madrugada posterior a la jornada electoral, por parte de Jorge de la Vega, lo que el presidente de la Madrid reconoce que generó la acusación de fraude. Concluido el cómputo, conforme al Código Electoral en los 300 distritos, los comités enviaron los paquetes de la elección presidencial, sin pasar nunca por la Comisión Federal Electoral, directamente a la Cámara de Diputados, para que ésta calificara la elección. Lo que siguió es público: Salinas acordó con el PAN, antes de la calificación de la elección, su legitimidad a cambio de reformas privatizadoras derechistas y gubernaturas al PAN —las “concertacesiones”—, traicionando un virtual acuerdo con Cárdenas, para anular la elección.

os empresarios y dirigentes panistas no querían a Cárdenas, querían a Salinas; también habrá que recordar, algunos “frentistas” de Aguilar Talamantes se retiraron antes de la votación de calificación de la elección, engordando el resultado. En 1991, Fernández de Cevallos, Calderón, el PAN, votaron quemar los paquetes, con todos los testimonios de la elección 1988.

Quienes se beneficiaron de este eslogan, la “caída del sistema”, buscan nublar la realidad, ocultar responsabilidades en la elección de Salinas, aquellos que han cosechado gubernaturas, reformas interesadas… desean el olvido de su apoyo para declarar presidente a su adversario. Se ofenden, cuando se hacen públicas acciones de entonces. Quisieran mantener un chivo expiatorio, otro responsable, y usar la mentira conforme a sus intereses, hoy éstos son: atacar a Morena rumbo a 2018.

Senador de la República

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