Marcelo Colussi define al poder político convertido en mafia, por su similitud con la siciliana: controla el poder político para enriquecerse impunemente; impone legalidad favorable, asocia a medios de comunicación; asegura beneficios para el “grupo”; concentran poder y toda fuente de enriquecimiento; integran empresarios, crimen organizado, instituciones de seguridad y justicia, red de protección, todo un sistema de gobierno. Este sistema opera en México, desde el poder central hasta la última institución; en su esfera protegida, se retroalimenta. Pese a esta protección silenciosa, algunas piezas se han venido revelando durante el periodo por sucesivos escándalos: casa blanca de Peña, Malinalco de Videgaray, Odebrecht y Lozoya, los gobernadores Granier, Reyna, Padrés, Ríos, Yarrington, Medina, Hernández, Borge, los “Duartes”; lluvia de acusaciones: desvío y manejo irregular de recursos públicos, defraudación fiscal, operaciones de procedencia ilícita, encubrimiento, tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito, lavado de dinero, ventas ilegales, empresas fantasmas, contratistas “favoritos”, obras públicas, créditos de bancos “amigos” garantizados por el presupuesto, endeudamientos inexplicables. Yarrington y Duarte, claves en la campaña presidencial de Peña, el primero denunciado por Estados Unidos; el segundo, cuya grotesca corrupción obligó al PRI a simular cediendo Veracruz a su socio el PAN. Exonerados: Montiel, obligado a renunciar a su precandidatura presidencial en 2006, por corrupción exhibida, hereda a su sobrino Peña la gubernatura del Estado de México, exonerado por éste. Moreira, presidente del PRI que preparó la campaña presidencial de Peña, renuncia por ilegal “quebranto” de Coahuila, apresado en España, rescatado por Peña, exonerado por su hermano gobernador.

Durante los cinco años de este periodo, fechorías conocidas fueron protegidas por la PGR, a nadie enjuició; la “revivida” Secretaría de la Función Pública, responsable de evitar la corrupción en entidades públicas, no encontró nada relevante pero exoneró a Peña; caso omiso a observaciones de la Auditoría Superior de la Federación; el Sistema de Alertas de Hacienda, vigilante del endeudamiento irracional, no actuó; la reforma para disciplina financiera de los estados, inútil ante su endeudamiento catastrófico. La corrupción asfixiante no es descubierta por investigaciones gubernamentales sino por escándalos que no pudieron controlar, pero es público que este fenómeno es generalizado, la red de protección mantiene hasta ahora la impunidad de gubernaturas señaladas. La práctica es la misma: desarrollar nuevas formas para disimular los endeudamientos estatales monstruosos, auténticos despojos. Moreno Valle es ejemplar: impone una ley para endeudar 7 mil millones, comprometiendo ingresos estatales con la garantía de transferencias federales, un fidecomiso evita que se refleje el monto de la deuda. Así se repite el esquema: bancos beneficiados de la familia Hank; las constructoras de Hinojosa —el de la casa blanca— y OHL, presentes en la corrupción poblana; Evercore, la empresa “madre” de Videgaray y Lozoya, deviene “líder absoluto en el rediseño de marcos legales y promoción de créditos con 26 gobiernos locales”; despojo generalizado. Evercore repite la fórmula con Duarte en Chihuahua. Estudios sobre endeudamiento de estados en 2016 muestran que quienes más crecieron su deuda, tuvieron elecciones ese año, para “comprarlas”. Es el caso de Moreno Valle con gasto inverosímil en su “precampaña” presidencial; o del PRI en su campaña del Estado de México. En esta estructura operan los ex presidentes Salinas y Calderón en connivencia con Peña; existen múltiples evidencias, intercambio de candidaturas conforme a sus intereses. Mafia, sin duda su estructura y comportamiento lo demuestran.

Le entregan el país a intereses extranjeros asociados a la mafia mexica; el nulo crecimiento, el empobrecimiento sistemático del pueblo mexicano, son producto de esta mafia, fuente de la corrupción que ha enardecido a los mexicanos. Es vital rescatar a México de las garras mafiosas. No basta reducirla, se requiere extirparla para la regeneración nacional.

Senador de la República

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