Una vez realizada la elección, es importante que colectivamente hagamos un balance de este proceso electoral. Aquí pretendo aportar dos elementos para esa tarea.

En primer lugar hay que considerar que, a pesar del contexto, la elección pudo llevarse a cabo. A lo largo de más de medio año, el trabajo de organización de los comicios por parte del INE tuvo que remontar una larga serie de actos encaminados a obstaculizar o incluso impedir sus actividades. La semana previa a la elección, además, esos actos —en muchas ocasiones violentos— se intensificaron y complicaron particularmente la fase más delicada y expuesta del proceso electoral: la distribución del material a los presidentes de las Mesas Directivas de Casilla, ciudadanos comunes que fueron sorteados y capacitados para fungir el día de la elección como los responsables, en las casi 149 mil casillas a instalar, de recibir y contar los votos de sus vecinos.

A pesar de todo, luego de un importante despliegue de fuerza pública federal en los estados del sur-sureste del país que permitió generar las condiciones para que el INE pudiera hacer su trabajo, y no sin una serie de desafortunados incidentes enmarcados en el intento por boicotear la jornada electoral (circunscritos a zonas muy focalizadas en Guerrero y en Chiapas, así como en algunos distritos de Oaxaca), la inmensa mayoría de las casillas pudieron instalarse y la gente salir a votar masivamente.

Un segundo elemento de juicio lo dan las cifras —muchas de ellas preliminares todavía—, mismas que nos revelan que, a pesar del escepticismo de algunos y de los nubarrones que durante semanas se cernieron sobre el trabajo del INE, esta elección cumplió las expectativas.

Si bien los datos aún deben terminar de consolidarse con la información que sigue fluyendo desde los órganos desconcentrados del INE y precisarse durante los cómputos distritales que se realizarán a partir de las 8 de la mañana de este miércoles 10 de junio, y que su definitividad dependerá de las resoluciones que emitan las salas del Tribunal Electoral ante las eventuales impugnaciones, los números al corte de ayer por la tarde hablan por si mismos. Veamos los más elocuentes:

1.— El Sistema de Información de la Jornada Electoral (SIJE) reportó información de 148 mil 626 casillas, es decir, el 99.86% de las 148 mil 833 casillas aprobadas.

2.— A partir de esa cifra, el número de casillas instaladas es de 148 mil 448, lo que equivale al 99.74% de las originalmente aprobadas.

3.— Las casillas no instaladas, por diversas razones, fueron 178, esto es el 0.12% de las aprobadas. Éstas se concentraron en 5 estados: 133 en Oaxaca (de éstas 104 en el distrito de Teotitlán), 26 en Guerrero (todas ellas en el distrito de Chilpancingo y específicamente en el municipio de Tixtla), 15 en Chiapas, 3 en Hidalgo y 1 en Chihuahua.

4.— En 444 casillas que ya habían sido instaladas la votación se suspendió de manera definitiva durante la jornada electoral por distintas razones (incluidas las climatológicas provocadas por el huracán Blanca). Esas casillas se ubicaban en 7 estados: 390 en Oaxaca, 33 en Chiapas, 10 en Baja California Sur, 4 en Tabasco, 3 en el Estado de México, 2 en Michoacán y 2 en Veracruz.

5.— El 99.39% de las casillas contaron con la presencia de representantes de partidos políticos acreditados para vigilar el desarrollo de la elección. Ello ubica a esta como una de las elecciones más vigiladas de la historia. La cobertura que tuvo cada uno de los distintos partidos políticos a través de sus representantes en los centros de votación instalados es la siguiente: PAN, 79.8% de las casillas; PRI, 94.3%; PRD, 64.4%; PVEM, 52.3%; PT, 32%; Movimiento Ciudadano, 27.3%; Nueva Alianza, 54.2%; Morena, 35.2%; Partido Humanista, 5.6%; Encuentro Social, 11.1%.

6.— De acuerdo con los datos que ofrece el Programa de Resultados Electorales Preliminares, que cerró su operación el lunes pasado a las 20:00 con los datos capturados y contabilizados del 98.63% de las actas esperadas (uno de los porcentajes más altos de la historia de este sistema), la participación ciudadana en estos comicios fue, contra la gran mayoría de los pronósticos, de 47%, es decir la más alta de los últimas tres elecciones intermedias.

Estas cifras (que, insisto en el punto, pueden aún tener alguna variación marginal) reflejan un enorme esfuerzo de organización que involucró a millones de ciudadanas y ciudadanos, quienes son, a la par de los electores, los verdaderos protagonistas de la elección. 16 mil funcionarios del INE, 39 mil asistentes y supervisores electorales, 757 mil 820 ciudadanos que actuaron como funcionarios de casilla, 12 mil 531 observadores electorales y un millón cinco mil 513 representantes de partidos políticos y de candidatos independientes (acompañados por 401 visitantes extranjeros de 60 países) hicieron posible esta elección que refrenda la vocación democrática de nuestra sociedad en los complejos tiempos que corren.

Consejero presidente del INE

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