El pasado domingo hubo elección en Chiapas de 122 Presidentes Municipales y 41 integrantes del Congreso Local. Se volvió a activar el aparato electoral a un mes de la elección federal.

Dentro de todo, se dio un avance significativo respecto del número de mujeres en los cargos motivo de la contienda. Como se recordará, los partidos políticos no cumplieron con la paridad y después de una impugnación, el TEPJF, a escasos días de la elección, ordenó la sustitución de algunos candidatos hombres por mujeres. Ya no hubo tiempo para reimprimir las boletas ni de que las candidatas pudieran hacer labor de proselitismo por la fecha de cierre de las campañas.

Los partidos realizaron los ajustes correspondientes, salvo en Nicolás Ruiz, donde no hubo elecciones porque la comunidad hizo su propuesta sin cumplir con la norma y al no ser aceptada por ningún partido, impidieron la celebración de los comicios.

Chiapas es muy diverso y las condiciones de este municipio del centro son muy diferentes a los de la costa, el norte, los Altos o los que colindan con Oaxaca, como el de Belisario Domínguez a la altura de los Chimalapas, donde tampoco hubo condiciones para determinar a los ciudadanos electos por la quema de urnas.

Actualmente, hay 16 diputadas de 41 integrantes del Congreso, lo que representa el 39%. La cifra es alta si se consideran los números precedentes. El dato preocupante es que hay 2 presidentas municipales de 122 ayuntamientos, lo que equivale al 1.6%.

Si se dejara que de manera natural se vaya dando el avance de la participación de la mujer, el proceso sería muy lento; por ello, fue muy relevante que desde la Constitución se fijaran las reglas de paridad por encima de los usos y costumbres de los municipios indígenas. Este fue uno de los temas a discusión en las mesas de San Andrés, donde ya se hablaba —hace 20 años— de reformas para garantizar “el derecho de la mujer indígena a participar, en un plano de igualdad que el varón, en todos los niveles de gobierno”.

La norma surtió efectos y se registró un avance en las pasadas elecciones. El cómputo hasta ahora nos da 38 presidentas municipales. La cifra es histórica si se toma en cuenta que el número más alto al que se había llegado había sido de sólo 6 mujeres. Así lo consignan los datos de la “Red Chiapas por la Paridad Efectiva”. Falta ver si en los hechos, las mujeres electas asumen el cargo y se mantienen en él sin la oposición de sus respectivas comunidades.

La pregunta constante cuando se habla de una mujer para la Presidencia de la República ha sido si México está preparado para ser gobernado por una mujer, no que si una mujer está preparada para gobernar al país, lo que ya no deja la menor duda. Lo mismo sucede con algunos ayuntamientos donde hay mujeres con cualidades suficientes, pero el argumento se repite en el sentido de si la comunidad está preparada para que la gobierne una presidenta. En algunos casos, la sustitución ordenada por el TEPJF se dio con esposas o hermanas, buscando así influir sobre ellas o sustituirlas más adelante, pero también hay otras a las que se les reconoció su trayectoria.

Garantizar que las mujeres se mantengan en sus cargos y transformar la ancestral cultura patriarcal, es el reto. El proceso es lento pero, por fortuna, irreversible. Por lo pronto, 42% de las curules de mayoría relativa del Congreso local serán ocupadas por mujeres.

Sin embargo, presencia de mujer no garantiza conciencia de género, por lo que también se esperaría que las nuevas representantes asuman los cargos buscando, a través de políticas públicas, el combate a las profundas desigualdades que particularmente imperan en Chiapas respecto de las mujeres, sobre todo de las mujeres indígenas.

Directora de Derechos Humanos de la SCJN

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