¿Tiempos populistas? El fenómeno global del populismo y sus estrategias de comunicación hacia y desde el poder predominó en la 67 Conferencia Anual de la International Communication Association (ICA), que concluyó el lunes en San Diego. Abundaron los estudios sobre Trump, compartidos con otras experiencias nacionales. Y por supuesto no faltaron los comentarios sobre las expectativas populistas en las elecciones del próximo año en México, que este fin de semana pasarán por una prueba importante en las elecciones del Edomex.

Estos temas, con los más recientes desfiguros de Trump y las sospechas acumuladas de acciones fuera de la ley que despiertan el presidente estadunidense y su familia, concentraron inevitablemente mis conversaciones del fin semana con interlocutores californianos con los que departí en la ruta de un par de book-trucks en los que el Fondo de Cultura Económica promueve libros en español desde la frontera con México hasta Los Ángeles.

En la Conferencia de ICA, el acontecimiento editorial corrió a cargo de Routledge con un título que en español sería Comunicación política populista en Europa, una antología con valiosas precisiones conceptuales (útiles para las demás regiones del planeta) y 24 estudios de caso. Entre otras cosas, propone unir la visión espacial del fenómeno a la temporal. De hecho, en un animado panel sobre el tema se discutió si el populismo es un ‘movimiento’, como se afirma en México en el caso de López Obrador (y como lo argumentó en ese panel una víctima del populismo anti inmigrante de Dinamarca), o si en cambio es un ‘momento’ que afecta a buena parte del globo.

Populismos de norte a sur. En este último sentido, el noruego Toril Aalberg, el suizo Frank Esser, el alemán Carsten Reinemann, el sueco Jesper Strömbäck y el holandés Claes H. de Vreese sitúan de entrada el libro “en medio de lo que puede ser etiquetado como ‘tiempos populistas’”. Por lo demás, numerosas diferencias de uno a otro populismo discurren a lo largo del volumen. Y en este punto llama la atención comprobar que los de derecha brotan más al norte y los de izquierda más al sur de Europa (España, Grecia, Italia). Y llama la atención porque lo mismo ocurre en América, con la derecha radical populista que ahora acaudilla Trump en el norte y la izquierda de AMLO o de Hugo Chávez al sur.

Pero también se registran similitudes, que se dan más en los estilos de los actores populistas (iluminados, cínicos, autoritarios, intolerantes) y en su retórica emocional cargada de enojo y resentimiento de ‘nosotros’ contra ‘los otros’, los diferentes-enemigos (los mexicanos e islámicos de Trump) o contra las élites (el establishment de Washington allá, o la ‘mafia del poder’ aquí, a cuya pertenencia se arriesga todo aquel no alineado con el líder). Otra similitud se produce en la hostilidad contra los medios, que no obstante la visibilidad que les otorgan a estos actores, suelen ser descalificados por ellos (Pepe Cárdenas, EL UNIVERSAL y Reforma, por AMLO, esta semana) e incluso físicamente agredidos, como el ataque a un reportero por un aliado de Trump en Montana.

‘Antis’ y falsedad. Y es que con el nuevo presidente de EU entró de lleno la era de la ‘pos verdad’ y se inventaron los hechos o datos ‘alternativos’ que han dado forma a la insoportable falsedad de Trump, dicho sea en homenaje a Kundera (iniciado por Francisco Basterra, de El País, en referencia a otro rasgo insufrible del magnate inmobiliario). Y es que si bien la mentira no es monopolio de nadie, el populismo tiene una necesidad incontrolable de mentir para tratar de acreditar sus prejuicios, sus teorías conspirativas nunca probadas y sus confrontaciones, presentes en los conceptos más citados del libro: los ‘antis’ de los diversos populismos, entre otros, el antielitismo, el antiestablishment (aquí, antimafia del poder), la antiglobalización, la anti-Unión Europea (aquí, anti-TLC), la antiinmigración, el anti-Islam, la antipolítica, el antisistema… Usted súmele.

Director general del Fondo de Cultura Económica

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