La peor de las herencias. Esta semana mexicana de pasos adelante en las reformas anticorrupción y educativa, con sus detractores —semana, además, de investidura de Donald Trump como candidato presidencial de Estados Unidos— pone de manifiesto que la ola de rechazo a gobiernos en funciones y partidos coloca en franca desventaja a los líderes que se proponen cambiar las cosas, es decir, a los políticos del pro frente a los actores públicos del contra. Acaso la paradoja mayor de este avance de una oposición sin más propuestas alternativas que combatir los poderes establecidos, radica en que sus líderes buscan que todo siga igual o vuelva a lo peor del pasado.

Brillante y oportuno, el artículo de Robert J. Samuelson en el Washington Post del lunes, explica que slogans como hacer grande a Estados Unidos otra vez (“make América great again”) no constituyen propuestas de política pública ni un proyecto político o económico, sino un ejercicio de sicología de masas tendiente a que la población desplace su rabia y frustración, en este caso, hacia grupos que el propio Trump señala como los ‘enemigos’ que han erosionado la vieja grandeza de aquel país: mexicanos, musulmanes, chinos, élites políticas y económicas y medios.

Como se puede ver, incluso países con líderes que concluyen sus gestiones con prestigio mundial, como Obama, resienten resacas poderosas. Y aquí estaría el caso de su inconclusa reforma migratoria, que no resolvió a fondo el problema de los migrantes y en cambio despertó —con otras políticas progresistas en materia de salud y de relaciones con los antiguos ‘enemigos’, como Cuba e Irán— un volcán de prejuicios conservadores, raciales, traducidos en un malestar en clases populares y medias de raza blanca, hábilmente explotados por un líder como Trump. De esta manera, la eventual victoria de este personaje en noviembre sería la peor de las herencias netas que, a la hora de su sucesión, dejara a su país y al mundo el primer presidente negro de la gran potencia.

Sálvese quien pueda. En México también se da la paradoja del avance de una oposición sin más propuestas alternativas que la de que todo siga igual o regrese a lo peor del pasado, como sería el caso de las resistencias a la reforma educativa, empeñadas en la inmovilidad de la lamentable situación a la que llegó la educación pública. Y aquí también —entre quienes apoyan este movimiento— florece el fenómeno de sicología de masas que desplaza el malestar de una parte de la población contra el ‘enemigo’ en que se ha tratado de convertir al gobierno, a los partidos y otras élites.

Esta actitud explica que buena parte de la mayoría que señaló como la peor noticia de la quincena pasada las movilizaciones de la CNTE, sea la misma que se incline porque el gobierno ceda ante los bloqueos a fin de que ya no tengan motivos para protestar, de acuerdo al seguimiento que realiza el comunicólogo Claudio Flores, vicepresidente de Lexia Insights Solutions, para la Agenda pública de Forotv.

Semana reformista. Con la sombra de la candidatura formal de Trump, y a pesar del ruido de la redes enredadas en la sicología de masas antiinstitucional, quizás estemos ahora ante una de las mejores semanas del actual ciclo reformista mexicano. Está, por unas parte, la promulgación, antier, del ejemplar Sistema Nacional Anticorrupción, un acto que, con el perdón que pidió el presidente Peña Nieto por la secuela de una fallida operación inmobiliaria, recibió ayer amplio reconocimiento de la prensa nacional y global.

Por otra parte está , para hoy, la presentación del modelo educativo y la propuesta curricular de educación obligatoria, que tras la fase de remoción de obstáculos a la reforma educativa, estaría dando paso a un mayor énfasis en la parte constructiva de un nuevo sistema educativo nacional.

Y las descalificaciones parecerían resistir al principio del fin del ejercicio patrimonial del recurso público, y del control corporativo de las funciones estatales. Para que todo siga igual.

Director general del Fondo de Cultura Económica

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses