Qué importante es la capacidad psicológica, la madurez de los políticos para poder desarrollar adecuadamente su labor, sin embargo todos los debates y avances que se han intentado dar en materia democrática, de buen gobierno y políticas públicas se basan en el sistema y las instituciones, muchas veces sin considerar que lo más importante son los operadores de ellas.

La capacidad psicológica o madurez de los políticos y los gobernantes es el punto de inflexión para lograr un buen o mal resultado en lo público, y sin embargo es de lo menos desarrollado en la Teoría Política actual.

Hace unas semanas hemos sido testigos de un momento histórico en España, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), de historia centenaria vio dimitir a su secretario general, Pedro Sánchez, después de una crisis institucional en la que jugó un papel de obstrucción a la conformación de gobierno en ese país.

La falta de diagnóstico y capacidad de negociación en la postura de su partido ante la situación que atraviesa España lo llevaron a la obtención de los peores resultados en la era democrática. Las recientes elecciones en Galicia y el País Vasco desfondaron al partido.

Qué contraste el de esta situación con el de aquellos líderes y políticos que construyeron el Pacto de la Moncloa. Después de la muerte de Franco todas las posturas fueron capaces de dialogar, ceder y con visión grande construir un país como quedó plasmado en la Constitución de 1978. Líderes de la altura de Adolfo Suárez fueron capaces de dialogar con Felipe González y Santiago Carrillo quien representaba la posición más radical de la izquierda y aceptó colaborar en la construcción institucional de un régimen monárquico parlamentario.

En aquella situación histórica el PSOE jugó un gran papel institucional, en 1982 Felipe González ganó las elecciones generales por amplia mayoría y de esa fecha hasta 1996 representó un gobierno con el que España se insertó en la Unión Europea, modernizó su economía y creció de forma considerable en prácticamente todos los estándares de bienestar.

La situación actual es completamente distinta, en España han venido creciendo posiciones de nacionalismo aislacionista, partidos políticos radicales y una gran falta de generosidad y apertura hacia el bien común. El país lleva casi un año sin poder formar gobierno. El que fue un ejemplo mundial de transición hacia la democracia hoy se encuentra hundido en la incertidumbre hacia el futuro.

Así como en el sector privado una contratación —sobre todo si se trata de la alta dirección— se realiza a través de análisis de la personalidad y madurez de los candidatos, en el sector público se debería contar con herramientas que permitan diagnosticarlos con criterios objetivos. Figuras como Donald Trump pueden deteriorar severamente la construcción institucional que le llevó a Estados Unidos una guerra civil y varias décadas lograr.

Si bien es verdad que no existe un sistema político y económico perfecto, que siempre es sujeto de mejoras y que la búsqueda de esas mejoras es parte de la responsabilidad de todos los agentes políticos, la única manera de conseguir un desarrollo razonable es sembrar flores nuevas en raíces viejas. La destrucción de las instituciones termina necesariamente en una crisis imposible de superar hasta que se entienda que se requiere reconstruir las instituciones para iniciar nuevamente desde un piso básico. Para no llegar al extremo de Maduro en Venezuela.

La madurez y fortaleza de la personalidad de los políticos es asunto de la mayor seriedad que requiere, en las democracias contemporáneas, una revisión para evitar los niveles altos de riesgo por los que está pasando la política a nivel global.

Rector general de la Universidad Panamericana-IPADE

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