“Yo no me casé con Martita”, le reclamó El Bronco, Jaime Rodríguez Calderón, gobernador electo de Nuevo León, a Horacio Jiménez, mientras lo entrevistaba para EL UNIVERSAL. Venía preparado para refutar cualquier comentario que lo asociara con el ex presidente.

Las comparaciones son ineludibles, porque Fox fue también candidato prácticamente independiente, que usó el registro del PAN. Ambos son francos y malhablados; despliegan una imagen de hombres de campo y amantes de los caballos; están acostumbrados a decir lo que piensan. Pero hasta ahí...

Fox es bromista, y con frecuencia irrespetuoso. Pero el regiomontano muestra más seriedad; lo mueve una fuerza interior diferente, que se nota hasta en la manera penetrante de mirar a sus interlocutores.

El Bronco no se queda con nada. En su entrevista de la semana pasada, tras su reunión con el Presidente, el gobernador electo fue provocado por una pregunta inevitable que requería aclaración. ¿Quién va a gobernar Nuevo León, le preguntó el periódico: usted o Fernando Elizondo? “Vamos a gobernar los dos”, contestó, pero aclarando que él sería el gobernador. Había razón para dudar, porque Elizondo ya ha sido gobernador interino, hijo de un gobernador (Eduardo Elizondo) y acababa de declinar su candidatura de Movimiento Ciudadano a favor de El Bronco.

Lo que se ve un tanto fuera de lugar para un norteño es que El Bronco parece hablarle de usted a Fernando Elizondo, y referirse a él como “don Fernando”. Y no es que Elizondo no se lo merezca. Lo conozco y sé que es un abogado preparado digno de todo respeto. Pero en ese momento me asaltó la duda: ¿estarán los “regios” repitiendo con El Bronco el “modelo Fox”?

El modelo fue diseñado por Rob Allyn, publirrelacionista texano que conoció a Fox en Monterrey, y lo llevó por la libre a la gubernatura de Guanajuato; a fundar “Amigos de Fox” buscando financiamiento externo, y de ahí a la Presidencia…

Convenció a Fox de firmar como suyo un mamotreto promocional de “memorias” que Allyn escribió en inglés, y donde el ex presidente ventila hasta el cansancio su amor por Estados Unidos, “la tierra de su abuelo”. (Fox las sigue vendiendo en conferencias pagadas que imparte en centros comerciales de Estados Unidos a la hora del lunch.)

Parece que Allyn ya cerró sus oficinas en el DF, donde cabildeaba a favor de clientes importantes. Su “compañía de medios”, con base en Dallas, fue vendida a una multinacional. Y su página web informa que él prácticamente vive en Indonesia (seguramente en la opulencia) “produciendo películas”. ¿De qué color? No le sabría decir…

En la entrevista, El Bronco le propinó otro duro golpe a Fox, asegurando que él “no se quiere morir teniendo un centro de conferencias (como el Centro Fox) para dar clases de lo que no hizo en su mandato”… ¡Bolas!, así reaccionaría el mismísimo Fox…

Analista político.

http://jorgecamil.com

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