En vísperas del día del Internet, celebrado el pasado 18 de mayo, un servidor estuvo sin el festejado por varias desesperantes horas, cosa no poco frecuente. Hoy, un par de horas antes de empezar a escribir esta colaboración escucho no muy lejos un comercial en el que se asegura que el principal proveedor de Internet 4g en México cuenta con una de las infraestructuras más modernas y poderosas del mundo, otra forma de decir que el servicio es de primera, espero unos segundos esperando que se trate de una broma pero no, lo dijeron en serio. Entonces vienen a mi mente algunos tuits del Ejecutivo por el #Díadelinternet, en uno nos recuerda que el acceso a Internet es, desde hace un tiempo, un “derecho constitucional”; en otro nos asegura que con las reformas a la Ley de Telecomunicaciones, cada vez más mexicanos estaremos conectados, verifiqué incrédulo y no, no se trataba de un sarcástico troll, era la cuenta oficial.

Habría que hacerle ver a los empresarios y al gobierno las cifras de la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI), porque presumir de un derecho constitucional que no tiene más de la mitad de los habitantes de este país está para, al menos, no presumirse; ¿a quién debe exigir ese 55% la población (más de 60 millones de mexicanos) ese derecho del que tanto se hace alarde? la zona más castigada, para variar, se ubica en el sureste, sólo 5% de la población cuenta con este servicio-derecho constitucional; en contraste, 27% de los afortunados está en el centro de la República, el resto del país ronda entre 11% y 15%; en promedio, 2% de familias con un nivel económico bajo tienen acceso a Internet; el crecimiento en el número de usuarios de entre estas cifras, que corresponden a 2014, y las estadísticas de un año atrás corresponde a sólo 5%, un crecimiento que con o sin la poderosa infraestructura o las reformas a la Ley de Telecomunicaciones se habría dado, puntitos más, puntitos menos. Profundizando en los números de la AMIPCI llaman la atención algunos datos, por ejemplo que los teléfonos inteligentes suman ya más de 52 millones, el acceso a Internet a través de estos está apenas por debajo de las computadoras portátiles; también, que las redes sociales son, por encima de las consultas de correo y las búsquedas, los sitios en los que pasamos la mayor parte de las seis horas que en promedio estamos en línea. En cuanto al comercio, se estima que 71% de los internautas hizo compras por Internet el año pasado; sin embargo la seguridad de los usuarios de banca en línea va en crecimiento y siguen siendo blanco de los criminales, que buscan cada vez más timar a través de correos fraudulentos.

El rezago en cada una de las áreas relativas a la conectividad es evidente, el Internet en este país es un lujo que pocos se pueden dar, un lujo que además cuesta más de lo que vale. No se entiende qué es eso que tanto presumen empresarios y gobierno. No sólo están ahí las frías y nunca bien aceptadas estadísticas, no he conocido a un solo usuario que piense que las cosas son como nos quieren decir que son desde la IP y el Estado. ¿Qué festejamos entonces el Día del Internet en este país? Nadie lo sabe.

@Lacevos

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