Todos los gobiernos del mundo están contrarreloj frente a la participación cada vez más especializada y permanente de la sociedad civil en temas hoy exclusivamente gubernamentales. Ya empiezan a darse tímidos avances de gobiernos que invitan a la sociedad organizada a participar en decisiones públicas, como es el caso de la construcción del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA).

Pero estas invitaciones todavía están en el marco de búsqueda de legitimación, más que en una invitación a participar entre pares, abierta, sincera y constructivamente. Cuando se les invita a la mesa, las organizaciones civiles son invitados incómodos, tal como las invitaciones foxistas: “comes y te vas”.

Por eso es que el Comité de Acompañamiento Ciudadano (CAC) creado, entre otras cosas, para designar al nuevo fiscal anticorrupción, ayer declaró concluida su misión porque “el proceso ha sido inefectivo y se han omitido obligaciones de Ley”.

El CAC informó “que estamos, como, ya lo habíamos anunciado, ante una omisión gravísima que mella la legitimidad y funcionamiento del SNA”. El SNA debe nacer, por Ley, el 19 de julio.

Los problemas que se han tenido hasta la fecha, además de que aún no se nombra al fiscal, cabeza del nuevo organismo, es que tampoco se aceptan los magistrados especializados y muchos estados no han creado su Sistema Estatal Anticorrupción.

Hay un fuerte jaloneo entre los gobiernos y la sociedad civil organizada, porque algunas entidades no permiten que gente crítica participe en un tema tan delicado como es la lucha contra la corrupción.

Esto nos lleva a una reflexión mayor, ¿qué tanto debe avanzar la sociedad civil organizada en su participación en actividades sustantivas públicas?

Porque cada vez hay más áreas en donde es de interés público que participe la sociedad, mencionemos tan sólo educación y seguridad.

En muchos otros temas, como en salud pública, hay muchos servicios que no pueden otorgar los gobiernos y que la sociedad sí, porque se está especializando.

Por ello es altamente sensible para el futuro que empiece un diálogo positivo entre gobiernos y sociedad para que esta participación sea cada vez más ordenada, legal y constructiva.

Debemos apoyar para que el SNA nazca bien, porque se puede convertir en una herramienta institucional efectiva para combatir la corrupción.

Pero también debemos apoyar que cuando se invite a la sociedad a participar en decisiones de gobierno, se le invite como igual y no como legitimador solamente.

Ambos, gobiernos y sociedad, deben focalizar sus esfuerzos a que se aplique la Ley y la corrupción tenga consecuencias con mucho mayor vigor, que sólo concentrarse en crear nuevas leyes, organismos e instituciones.

Seamos consecuentes y despleguemos el mismo esfuerzo para mejorar nuestro aparato institucional, pero aplicando todos los días la Ley vigente y trabajando con lo que hay.

Es una vía de dos rieles que se debe transitar simultáneamente.

Aprovechemos estas experiencias para aprender a trabajar conjuntamente entre sociedad y gobierno, porque no hay otro camino, dadas las facilidades que la tecnología nos aporta para que las decisiones ya no sean monopolios de gobierno, sino ejercicio pleno de la democracia.

Presidente ejecutivo de Fundación Azteca.
@EMoctezumaB
emoctezuma@tvazteca.com.mx

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