Eleanor Roosevelt decía algo muy interesante sobre las personas: “Las grandes mentes discuten ideas, las mentes promedio discuten eventos y las mentes simples discuten gente”.

Esto, en un lenguaje coloquial, se traduce en que las personas que más contribuyen al bienestar general y al avance de la sociedad han educado sus mentes para generar pensamientos y tener conversaciones significativas. Conversaciones que se pueden traducir en hechos y obras.

Esa reflexión nos debe interesar a todos porque no sólo abarca la conducta de una persona, sino también de cada país y cultura.

Cuando se viaja a un país desarrollado, comúnmente se escuchan en los cafés, en los parques, en los restaurantes, conversaciones que tienen que ver con ideas; con cuestiones relativas a la Genómica, a la Robótica, a la Sociología, a la Filosofía; muchas veces a cuestiones éticas o espirituales.

En esas sociedades muchas personas están involucradas en un intercambio permanente de información y de reflexión profunda.

No es así en países con menor desarrollo. Lo que más se escucha ahí son chismes familiares o políticos, pero chismes al fin y al cabo.

En México debemos estar atentos a que el análisis político deje de ser primordialmente hablar de la gente para pasar a hacerlo de las ideas.

De esa manera estaremos construyendo un mejor país; con más amplia visión; con grandes mentes. Si nos quedamos en la grilla, estaremos haciendo de México un país pequeño, de ciudadanos y políticos de mentes pequeñas.

Quiero compartir con ustedes mi experiencia personal de las últimas semanas, que es la causa que me impulsa a escribir hoy esta reflexión.

En este espacio he escrito muchas veces de problemas serios que vive México: ambientales, como la degradación de todas sus selvas tropicales húmedas; sociales, como la importante mortandad materno infantil que persiste en México o el embarazo adolescente; económicos, como la falta de una política de defensa e impulso a la inversión en nuestro territorio; de salud, como la impresionante epidemia de diabetes; culturales, como la carencia de educación artística.

Pero, desde que me invitaron a participar en la coordinación de la redacción de la propuesta política en materia de desarrollo social de Andrés Manuel López Obrador, muchísima gente, reporteros, articulistas y ciudadanos me preguntan sobre mi relación con AMLO y muy poca sobre los temas sustantivos que me motivaron a participar en un grupo dedicado a discutir ideas para mejorar México.

Casi nadie me pregunta sobre nuestra visión, sobre la sustancia de la sociedad mexicana, la sustancia del desarrollo, la sustancia de lo que nos podría ayudar a vivir con mejor calidad de vida y con armonía. Necesitamos ejercitar nuestras mentes para comentar menos los chismes y memes y generar conversaciones mucho más ricas en conceptos y en Filosofía y menos sobre grilla.

¿Te sumas a contribuir en la construcción de un país que va a buscar poseer una mentalidad desarrollada?

¿O estaremos atorados en una inescapable mentalidad grillesca? Contéstale tú mismo a tu propia mente.

Presidente ejecutivo de Fundación Azteca.
emoctezuma@tvazteca.com.mx
@EMoctezumaB

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