El cambio de titular de la Secretaría de Educación Pública ha significado no sólo el nombramiento de otro responsable, sino la confección de un nuevo discurso sexenal sobre la implementación de la reforma educativa.

Las acciones y dichos al inicio de esta administración, relativas a todo el sector educativo, desde el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo, las reformas legales y las nuevas políticas operativas, se realizaron manteniendo distancia con la mayor representación magisterial: el SNTE.

Eso provocó el fortalecimiento de las corrientes opositoras y antagónicas al SNTE, principalmente la CNTE, desde las entrañas mismas de la representación laboral del magisterio nacional, provocando la activación y protestas de varias facciones sindicales, principalmente en Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Chiapas y Veracruz.

Mientras eso sucedía, el SNTE, lejos de ocuparse únicamente en ver por su futuro, tuvo el tino de analizar a fondo las reformas a la educación para hacer dos cosas: Defender los derechos legítimos de los maestros y apoyar las mejoras para llevar a la educación pública a un estadio de mayor calidad.

Así, para fortalecer la profesionalización del magisterio creó el Sistema Nacional de Desarrollo Profesional (SINADEP) que ha resultado el mejor lugar de capacitación para la evaluación de las maestras y maestros, tanto en número de egresados como en resultados.

Mientras el gobierno tenía que enfrentar el problema político de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (la CNTE), el SNTE realizaba consultas y congresos con expertos nacionales y extranjeros para coadyuvar en la propuesta de mejora curricular, de infraestructura, de acompañamiento pedagógico y avance tecnológico de la educación.

El tiempo es el mejor juez. Y llegó el momento en que la actual administración se percató que un aliado necesario de las reformas en la educación era, ni más ni menos, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Por ello, Aurelio Nuño acudió a Monterrey el 5 de septiembre, como su primer acto público, al Coloquio Internacional por la Educación Pública, donde afirmó que la Reforma Educativa no podría llevarse a cabo sin la participación y acompañamiento del SNTE y ofreció conocer de cerca la realidad de escuelas y maestros, visitando en la República el mayor número de centros educativos posibles.

Hay que saludar el compromiso adquirido por el nuevo secretario, como un paso importante para dar por concluida la injusta diatriba que ofendió al maestro mexicano por parte de algunos grupos y organizaciones.

Hoy, el magisterio podrá equilibrar la balanza del juicio histórico sobre su labor diaria.

Reconocer en el SNTE un actor clave para emprender el cambio que requiere la educación, no es darle una carta abierta, sino el espacio suficiente para que autocríticamente apoye la calidad y equidad educativa en México.

Al mismo tiempo, la autoridad educativa, en el mismo ejercicio autocrítico debe reconocer que, muchas veces, los problemas del sector se originaron justo en la falta de conocimiento, profesionalismo y compromiso de servidores públicos estatales y federales que tenían bajo su responsabilidad la educación pública, pero que utilizaron su cargo para lucrar o promoverse políticamente.

Presidente Ejecutivo de Fundación Azteca.
@EMoctezumaB
emoctezuma@tvazteca.com.mx

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