La corrupción empieza en las elecciones y cuando se gana a toda costa, a la gente le va mal. Enrique Peña Nieto y su gabinete se volcaron al Estado de México con todos los recursos y el poder presidencial, nada los detuvo: ni las denuncias periodísticas, ni las denuncias ante PGR y Fepade, ni la exposición pública. A la vista de todos se convirtieron en una pandilla de delincuentes electorales. Alegan que en los vacíos jurídicos actuaron con legalidad. Ese paraguas obscuro puede ser legal, pero no es moral y mucho menos legítimo.

Por eso deben revisarse los procesos electorales del Estado de México y Coahuila, en esta última entidad se congeló el Programa de Resultados Preliminares con un 71 por ciento de avance, cuando el promedio de las otras elecciones superó el 97 por ciento. En ese vacío de resultados pueden ocurrir muchas irregularidades; el retiro de varios candidatos del conteo es una alerta que debe poner en la atención nacional a Coahuila.

En 2017 hubo retrocesos en el sistema electoral, se reeditaron prácticas ya erradicadas, como las tarjetas de Promesa; la rosa y de recursos monetarios, la Efectiva. Es pernicioso el precedente, triunfos mal habidos que no pueden reeditarse en 2018. Esperamos que los tribunales electorales actúen con responsabilidad.

A pesar de sus trapacerías, el PRI pierde más de dos millones de votos en estas las elecciones; y las izquierdas, Morena y el PRD, el PAN, los candidatos independientes, fueron el cauce del mal humor social al ganar 70% de los votos. Si bien en el país hay un gran impulso de los ciudadanos hacia el cambio político, éste se pulveriza porque no nos ponemos de acuerdo. En la alternancia política, se apuesta a que los gobiernos mejoren y castiguen a los que saquean el erario público. Al PRD le fue bien en las elecciones, Juan Zepeda y Antonio Echevarría fueron extraordinarios candidatos.

Lecciones del 2017: gobernantes sin legitimidad en las urnas no le sirven al país. Si queremos evitar que lleguen gobernantes de minorías repudiadas, es impostergable impulsar en la ley electoral los gobiernos de coalición. Los gobiernos de coalición deberían ofertarse en el proceso electoral de 2018. Veracruz y Nayarit demuestran que las alianzas funcionan, que son una estrategia electoral contundente. Es importante generar un frente amplio opositor, que construya el programa primero y ponga por delante los intereses de la ciudadanía, sobre los ejes fundamentales del combate a la impunidad, la corrupción, la pobreza, la violencia y la desigualdad.

La decisión de los ciudadanos ratifica que ningún partido podrá llegar solo a la Presidencia en 2018, y que el gran reto de las fuerzas progresistas del país será hacer las alianzas necesarias para ganarle a un régimen que lleva al país a la deriva.

Es urgente una revisión de las autoridades electorales y judiciales que se paralizaron ante la oleada de delitos electorales cometidos sobre todo en el Estado de México. Mucho han quedado a deber a la democracia y al pueblo de México.

Los partidos deben ser capaces de abrirse a la sociedad, sin mayores pretensiones que ser instrumentos del cambio social, sólo así puede funcionar un frente amplio opositor.

Anotación: La peor crisis de inseguridad y violencia que vive el país golpea impunemente a los periodistas y a la libertad de expresión. No a la impunidad, sí a la justicia.


Secretaria general del PRD. @Beatriz_Mojica

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