Hace unos días mi sobrino Ricky, que tiene 11 años, me comentó de todos los problemas que viven los niños de su generación, y cómo les afecta la corrupción, la violencia, y el mundo que les estamos heredando. Le platiqué que antes no había tanta tecnología y los juegos eran compartir en las calles los encantados, las canicas, el futbol o cualquier otro deporte. Cualquier patio era un área de juegos colectivo.

Ricky me dijo: “hoy ya no podemos salir a jugar en la calle porque hay mucha inseguridad y nos podrían raptar, entonces mis papás y los papás de mis amigos nos inscriben a muchas actividades, talleres y deportes para estar ocupados y tenemos las tabletas para llamar y conectarnos con nuestros amigos; ya no tenemos que ir a buscarlos hasta sus casas. Nos gusta sentirnos importantes en la familia y distraernos con las tabletas o los teléfonos inteligentes para disfrutar de los videos en Youtube. Ya no tenemos a que salir a la calle. Al escucharlo realmente me dio melancolía”.

Con una voz muy seria y reflexiva agregó: “los niños actualmente gozan de la tecnología, música, de sus amigos, familia, fiestas y tienen más cosas que antes, pero también se enfrentan a muchos peligros, a situaciones difíciles y a la delincuencia, porque les ofrecen drogas, al vandalismo, las botellas que explotan (bombas molotov), bebidas alcohólicas, páginas de adultos inapropiadas para niños, donde les piden datos personales, donde les piden número de teléfono, les preguntan dónde viven y en qué país viven. También muchos niños enfrentan a ladrones, a pedófilos, al bullying, y al acoso en las escuelas”. Me miró fijamente y me recalcó: “hay que cuidar a los niños de los peligros que hay en el mundo y entender lo que les gusta y cómo prevenir accidentes en cualquier momento de su vida, porque tenemos derecho a una vida feliz. Aunque tía, yo ya no soy niño, tía, ya soy púber”, me aclaró, y el comentario final desató mi risa y la promesa de que escribiría sobre sus reflexiones.

En nuestro país hay 40 millones de niños menores de 18 años, representan casi un tercio de la población. El Coneval y la Unicef alertan que a quienes más afecta la pobreza es a los niños y niñas. 53.9% de la población de 0 a 17 años en el país, 21.4 millones de infantes, viven en pobreza, carecen de las condiciones mínimas para garantizar el ejercicio de uno o más de sus derechos sociales, ya sea educación, acceso a la salud, acceso a la seguridad social, a una vivienda de calidad con servicios básicos, o a la alimentación.

El tema se complica cuando vemos que las afectaciones de la pobreza vuelven presa fácil a los menores frente a la delincuencia organizada que está presta a reclutarlos y volverlos delincuentes. Otro problema doloroso para nuestro país es que, derivado de la impunidad y la corrupción, en México un tercio de los desaparecidos son niños y no se visibiliza el problema.

En 2014 fue promulgada la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, en la que se reconoce a las niñas, niños y adolescentes como titulares de un amplio catálogo enunciativo de derechos. Es urgente trabajar para que lo que dice la ley se haga realidad. Porque nuestros niños son el motor del desarrollo y debe ocuparnos el compromiso de generarles mejores condiciones de vida y de futuro. Porque como dice Ricky, el principal derecho de los niños es ser felices y eso requiere un país de sonrisas.

¡Feliz Día del Niño y la Niña!

Secretaria general del PRD

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